Estas son algunas de las consecuencias que produce la contaminación acústica: pérdida de audición, dolores de cabeza, ansiedad y nerviosismo constante, alteraciones en el sueño, depresión, estrés. Todo lo mencionado antes afecta directamente nuestro estado de humor ya sea de forma negativa o positiva igual que a nuestras personas más cercanas.
Por todo ellos nunca nos podemos tomar a la ligera el aislamiento acústico de nuestra vivienda. Lo mejor es analizar nuestras ventanas y cambiarlas por materiales más aislantes como el PVC que actúa como un amortiguador natural de las ondas sonoras.
¿Tienes algún problema de ruidos en casa?
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