El reciclaje de muebles es una buena opción para ahorrar dinero, sobre todo, si somos capaces de restaurar un mueble antiguo con nuestras propias manos. Pero si no somos unos manitas siempre podemos apuntarnos a un buen curso de manualidades y poner en práctica con los muebles de nuestra casa las enseñanzas que aprendamos. Obviamente es necesario poseer cierta destreza manual y gusto por el trabajo de madera.
La restauración de un mueble antiguo requiere una metodología que comprende tres fases: el análisis previo, la fase de diagnóstico y la de intervención propiamente dicha. En la primera se examina la pieza y se extrae información acerca de las restauraciones previas, época, estilo y técnica constructiva. En la segunda se fijan los problemas y objetivos de la intervención que se lleva a cabo al final.
Pasos a realizar
En la restauración de un mueble hay que llevar a cabo una serie de fases que resultan necesarias. La inspección visual de la estructura del mueble es el primer paso a realizar. En caso de que durante esta inspección visual descubramos que nuestro mueble sufre las consecuencias de la carcoma, el siguiente paso será su eliminación.
La carcoma que producen los insectos xilófagos puede ser resultado de auténticas plagas difíciles de erradicar. Para ello existen diversos métodos, unos más especializados y otros más caseros. El tratamiento químico suele ser el más utilizado. Consiste en aplicar el producto anticarcoma abundantemente, con un pincel o brocha tanto dentro como fuera del mueble. Tras este procedimiento se debe dejar reposar el mueble por un periodo de dos o tres semanas, cubriéndolo con una tela de nylon, casi sellado y cerrado con cinta adhesiva, ya que los diferentes gases que desprende el veneno aplicado crearán una auténtica cámara de gas que alejarán cualquier insecto del mueble. En el caso de que el ataque de la carcoma no fuera muy fuerte también se puede combatir inyectando con una jeringuilla el líquido anticarcoma directamente en los agujeros y después taparlos con cera coloreada.
También podemos utilizar un procedimiento físico que se basa en el calor y en los cambios súbitos de temperatura. Las piezas de mobiliario pequeñas se pueden liberar de la carcoma calentándolas en el horno o empleando una sauna doméstica, donde habrá un calentamiento sin aportación de agua.
Otro tratamiento más casero que complementa a los anteriores, pero que es igualmente eficaz, es colgar un saquito cosido que contenga bellotas frescas. Las sustancias aromáticas de las bellotas atraen a la carcoma que haya volado y que ya no pondrá sus huevos en el mueble sino en el saquito, por lo que es necesario que a finales de cada octubre se renueven las bellotas.
El siguiente paso que debemos dar es eliminar la suciedad y las sustancias ajenas a la pieza, ésta es una de las fases más importantes y delicadas por su carácter casi siempre irreversible. Es muy importante la elección previa de las técnicas y materiales a emplear en la limpieza, y deben realizarse de un modo gradual para no eliminar partes originales.
Recuperar su funcionalidad
El objetivo de la rehabilitación estructural es recuperar, en la medida de lo posible, la funcionalidad y resistencia que tuvo el mueble cuando fue construido originalmente. Las intervenciones más corrientes son la reparación de fondos y guías de cajones, el encolado de chapeados y de elementos sueltos, el enderezamiento de superficies deformadas y la sustitución de elementos perdidos.
Más delicada aún es la operación de fijación de las superficies decoradas con marqueterías o dorados al soporte. La marquetería debe cohesionarse mediante la aplicación de calor para poder regenerar el adhesivo antiguo o, cuando éste ya no existe, con un adhesivo parecido al original.
Una vez llevada a cabo la reparación de las estructuras del mueble, hay que reponer la materia en las zonas en las que ésta falta. Estas áreas se llaman lagunas, y su reintegración se realiza con material homogéneo que garantice la durabilidad de la intervención, y que no comprometa el aspecto estético del mueble.
El acabado de la superficie del mueble constituye la fase final de la restauración. Este último tratamiento cumple dos importantes finalidades, aislar y proteger la madera de agentes externos y resaltar y mejorar el aspecto de las maderas, lo que indudablemente es una función estética.
El brillo y el cromatismo del mueble quedan determinados por el tipo de sustancia utilizada y por su técnica de aplicación. La eliminación del barniz original sólo es necesaria cuando se encuentre muy decolorado o deteriorado a causa de los agentes externos, y debe realizarse de acuerdo con la época y el estilo de la pieza. En el caso de muebles de madera es preferible el acabado a goma-laca aplicada con muñequilla, a la utilización de barnices sintéticos de rápida aplicación que otorgan al acabado un aspecto muy plastificado.
En el caso que se quiera conservar el barniz original, se debe regenerar puliendo la superficie y unificando el brillo con una capa de barniz de características lo más parecidas al original.