En general, se recomienda ventilar toda la vivienda a la vez, abriendo todas las puertas que se interponen entre las diferentes estancias. Si se abren ventanas opuestas, lo que permite una aireación máxima, puede ser suficiente con un minuto y medio. Obviamente, los radiadores deben estar apagados durante la ventilación.
Ventilar siempre conlleva una cierta pérdida de calor, pero ésta puede ser muy diferente en función de la técnica que utilicemos. Una forma habitual de ventilar es hacerlo "por etapas", abriendo las ventanas de cada habitación durante un buen rato, manteniendo la puerta cerrada para evitar los molestos portazos o el enfriamiento del resto de la casa.
Sin embargo, los expertos en ahorro energético recomiendan una técnica alternativa: abrir a la vez las ventanas de toda la casa, manteniendo abiertas las puertas que comunican las estancias. Las corrientes que se producen permiten que el aire de la vivienda se renueve por completo en unos pocos minutos. Este sistema permite reducir el tiempo de ventilación, evitando, en buena medida, que las paredes se enfríen (volver a calentarlas conlleva un consumo extra de calefacción).
Los expertos consideran que la mejor manera de ventilar una vivienda es abrir bien las ventanas de las estancias durante un periodo corto de tiempo. Por el contrario, una ventilación intermitente, hecha con las ventanas entreabiertas, dilatada en el tiempo, provoca unas mayores pérdidas energéticas.
En un informe encargado en 2012 por la Comisión Europea para valorar las posibilidades de reducir las emisiones cotidianas de gases de efecto invernadero mediante cambios sencillos de comportamientos, se concluyó que el cambio de la manera en que ventilamos nuestras viviendas era la medida con un mayor potencial de ahorro entre todas las analizadas.
Fuente: Hogares-Verdes
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