El barro cocido, del que se hacen las baldosas de terracota, procede de la arcilla, que se cuece y se trabaja a temperaturas bajas. Generalmente no se esmalta, porque perdería su color rojizo característico, pero existen también variedades esmaltadas: es lo que conocemos como loza. La arcilla es un material poroso que no sólo absorbe los líquidos con rapidez, sino que pierde humedad fácilmente, lo que provoca deterioro en el color y en la resistencia del revestimiento.
Qué productos podemos usar
Para evitar los problemas propios de los suelos de barro cocido, existen en el mercado productos específicos que sirven para reparar y proteger este tipo de revestimientos. Consulta en tu tienda más cercana de bricolaje o droguería, ya que no hay más que seguir al pie de la letra las instrucciones de los fabricantes para obtener resultados óptimos.Entre los artículos más habituales destacan los abrillantadores, que dan un aspecto satinado a la superficie, los protectores, para aumentar la resistencia del suelo a las manchas, y los distintos decapantes. Estos últimos, dependiendo de la proporción que usemos (se diluyen en agua), nos sirven para desencerar el suelo por completo, o para limpiarlo en profundidad. No olvides que después de un proceso de abrasión como el decapado, que elimina todo tipo de suciedad y grasa, conviene aplicar un protector y un abrillantador que devuelva al pavimento su color natural.
Otra opción es recurrir a los aceites vegetales naturales, que sirven para retener la humedad del barro cocido. El más habitual es el aceite de linaza, que se elabora a partir de semillas de lino, y que se aplica fácilmente con un paño. Una vez se da una mano generosa y se deja reposar, el suelo gana en brillo e intensidad, además de quedar protegido e impermeable ante posibles manchas.
Limpiar y renovar
No obstante, a veces es inevitable ver nuestros suelos sucios, especialmente en la cocina, donde es fácil que se nos caigan productos como aceite, vino o chocolate. Para limpiarlos, haremos una mezcla al 50% de agua caliente y lejía que aplicaremos directamente sobre la mancha.Con talco o tierra de sommières cubriremos todo el espacio donde hemos vertido la lejía y dejamos actuar durante 10 horas. En ese tiempo, estos polvos de roca, con gran capacidad absorbente, habrán eliminado toda la humedad (incluida la de la mancha). Para finalizar, aspiraremos el polvo sobrante, y la suciedad habrá desaparecido.
Por último, si las juntas han perdido color, no tenemos más que aplicar con un pincel un esmalte negro (consulta en tu tienda), que diluiremos en aguarrás puro. Gracias a estos pequeños trucos, podrás disfrutar de todo el brillo y color que aporta la terracota a tus suelos.