Esta vez recuperando unas sillas de los años 70 que tenía en la buhardilla desde que se dejaron de usar. Esas cosas que guardas por si acaso algún día te hacen falta.
Aquí el antes y el después...
Así eran ellas...
¡ Vamos a por ello! Antes de nada les quité el polvo acumulado de años aparcadas en la buhardilla.
Les desmonté el asiento y respaldo, ya que tenían carcoma.
Después de limpiarlas bien, lijarlas y volver a limpiarlas les di tres manos de esmalte negro satinado.
Para el asiento y el respaldo utilicé uno de los laterales de una bobina de cable. Marqué la silueta de los mismos sobre ella y los corté con la sierra caladora.
Algunas partes se separaron al cortar, así que volví a unirlas con cola blanca y unas puntas.
He aquí el despiece de las partes...
Lo siguiente fue lijar y darle barniz. Tres manos, y entre mano y mano volver a lijar suavemente.
A la madera le quise dejar el aspecto envejecido y los defectos que tenía originalmente.
Para terminar, marqué los puntos de unión con las patas y con unos tirafondos los uní dándolas por terminadas.
Bonitas, actuales, con un estilo totalmente renovado y dispuestas a durar otros tantos años.
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¡Hasta pronto!