Comienzo esta semana enseñando esta transformación de una silla viejita que me encontré dando un paseo por la playa...suerte la mía al verla ahí tirada entre arbustos!
No me lo pensé dos veces y me la traje para casa para darle un lavado de cara.
Lo gracioso es que tenía una sonrisa dibujada en lo que quedaba de madera del asiento. Parecía que sonreía por mi hallazgo!
El primer paso fue tratarle la carcoma. No tenía mucha, pero lo suficiente para acabar con ese maldito bichito.
El segundo paso, tapar todas las grietas (que tenía unas cuantas), y los agujeros producidos por la carcoma, donde ya había aplicado el tratamiento.
Una vez seco, lijar para dejar al ras de la madera.
Solo tenía protectores en dos patas así que le puse el otro par y comencé a pintar.
La silla estaba tan desgastada que tenía la madera al natural y ni le hacía falta lijar, por lo que en un primer momento pensé en dejarla así, pero al tapar las grietas y agujeros de blanco, decidí darle una capa de pintura blanca, así, sin lijar, sin imprimación previa, y a brochazos.
Así conseguía un blanco muy aguado, que era lo que quería!
Para acabar, le di un poco con el papel de lija en algunas zonas para terminar de hacerle ese efecto desgastado.
Para el asiento utilicé un trozo de tablero de pino que tenía por casa.
Marqué el diámetro y lo corté con la sierra de calar.
Una vez cortado, cogí guata en plancha y la corté a la misma medida que el asiento para hacerlo acolchado.
Y por último, elegí una tela de taaaantas que tengo y que no uso nunca! jajaja
Tapicé la madera con la guata, y asiento listo, y silla terminada!!
Hasta aquí el post de hoy, espero que os haya gustado el cambio.
Es la primera vez que pintaba algo con pintura normal (no chalk paint), sin imprimación y a lo bruto, y me encanta!. Rápido y con un resultado genial a mi gusto :).
Si has llegado hasta aquí, gracias por leerme!