Llevaba un tiempo sin aparecer por el blog, pero es que el verano me deja sin ganas apenas de hacer DIYs. Vivir en esta zona del mediterráneo y sin aire acondicionado, solo me hace estar fuera de casa para combatir el calor...
Pero hoy os traigo un post que no tenía para nada planificado y me surgió de un momento a otro cuando realmente iba a Ikea a comprar un armario para una habitación, jajaja. Fue surgiendo de una cosa que quería hacer, a ir pensando cambio tras cambio conforme iba avanzando, que es lo mejor de todo.
Os enseño cómo he cambiado mi cuarto de baño sin ningún tipo de obra (¡ni siquiera un agujero en la pared!), y por menos de 100 euros. La pena es que no tengo foto completa del antes, pero con el proceso podéis haceros una idea.
Lo primero que pensé en hacer fue en eliminar el bidé, ese sanitario que tenemos olvidado y nadie usa... y claro, si lo quitaba, el suelo de alrededor iba a quedarse bastante feo por los restos de silicona, etc, que no eran pocos. Así que aunque quería poner un armario en su lugar, porque me hacía bastante espacio en el baño, no era suficiente.
Conclusión: cambiar también el suelo, que por cierto no me gustaba nada porque era bastante sucio al ser tan clarito. Además las juntas necesitaban un blanqueamiento también...
Opté por uno vinílico en color gris, que me costó bastante, bastante económico, y además son súper fáciles de colocar. Lo único que hay que tener un poco de cuidado al medir y cortar con mucha exactitud en todos los bordes que van a la pared, porque normalmente ninguna habitación está hecha milimétricamente cuadrada con sus ángulos de noventa grados, que es el único incordio que encontré aquí.
Lo demás, limpiar bien el suelo y dejarlo sin restos de polvo, empezar desde el centro de la estancia e ir pegando uno tras otro bien alineados.
Ni siquiera quité los sanitarios, en este caso, lavabo y wc. Simplemente se cortaron más o menos a medida marcando la forma antes en papel y después levantando un poco la zona pegada al suelo para meter el suelo vinílico un poco por debajo.
Como consejo, creo que habría sido más fácil quitar los sanitarios, pero oye, a mí, aunque haya sido más follón, me ha quedado estupendo así y el tiempo que habría tardado en quitarlos habría sido el mismo o incluso más.
Eso sí, paciencia, e ir probando, cortando un poquito...hasta encajarlo.
Compré una masilla de silicona en color gris para las pequeñas juntas separadas que hubieran quedado, que fueron dos o tres, y ya estaba el suelo listo, en unas horitas de nada.
Ahora viene lo mejor, no acabo de dejarlo perfecto cuando ya estaba visualizando el siguiente cambio sin haberlo imaginado antes, y es que cuando hay algo que no pinta nada, y ya has empezado, es imposible parar y la imaginación es como que trabaja más rápido y mejor.
La bañera...a mí me encanta la bañera y jamás la cambiaría por una ducha, pero esos azulejos de abuela, no, gracias, eso ya no tenía lugar en este cuarto de baño...Así que me acordé del papel pintado que tenía y que también utilicé para el baúl de la terraza que os enseñé hace un mes.
No tengo fotos del proceso porque todo esto lo hice sobre la marcha y ni caí la verdad...
Pero nada, pegué con la cola de empapelar, corté con cuidado a la medida y en 15 minutos bañera nueva. Todo fue en la misma tarde-noche.
Una cosa menos...Suelo cambiado, armario en lugar del bidé a medio montar, bañera renovada...y ¡¡no!! Encima de la bañera hay otro dichoso azulejo que estaba deseando tapar en todo estos años...
Así que al día siguiente me puse manos a la obra, y con materiales que tenía por casa se me ocurrió otro DIY para solucionar ese problema.
Materiales para el estante de la bañera:
- Papel pintado (el mismo de la bañera)
- Lámina de propileno (Me encontré varias nuevas y con sus plásticos protectores hace años en la basura y aún me queda)
- Listones de madera ( basuriles también)
La cuerda que en principio la iba a usar para enganchar el estante al final no la utilicé.
Medí la zona del dibujo en el azulejo para más o menos hacer el estante de este tamaño.
Corté los cuatro listones de madera a la medida y los atornillé formando la estructura.
Lo siguiente que hice fue, tras cortar la lámina de polipropileno, que iba a utilizar de fondo, a la medida, la encolé y le puse el papel pintado.
Una vez puesto y forrado, lo clavé a la estructura de madera por la parte de detrás.
Y el último toque fue ponerle un decorado con washi tape tropical en el borde pegado a la pared, para así también dejar más curiosa esa parte y que no se viera el borde del plástico.
En lugar de colgarlo con la cuerda, usé el adhesivo No más clavos, que funciona bastante bien para cosas no muy pesadas.
Seguí terminando de decorar añadiendo otros lienzos que tenía por casa, plantas...
La verdad que al ser un estante bastante estrecho a la hora de la ducha no molesta, y si el washi tape se acaba despegando, se coloca otro nuevo en unos segundos...
Y el papel es resistente al agua por lo que no hay ningún problema.
Pasé de tener un baño de abuela a un baño bonito con un gasto mínimo, algo de imaginación y maña, ¡y unas 24 horas!
Para que quedase perfecto a mi gusto podría tener los azulejos blancos, pero no me acabo de fiar de la pintura en azulejos de baño, con el agua y la humedad que cogen, y a parte no me disgusta del todo el tenerlos así con ese efecto "marmolado". Así que puedo decir que el baño ha llegado a su fin de cambios en un buen tiempo...
¡Es pero que os haya gustado!
Que al otro aseo también le tengo que meter mano y le espera otro cambio más brusco todavía...Y ese sí que lo llevo en mente desde hace tiempo ;).