Ocurre muchas veces que, al sacar los muebles de exterior, nos llevamos un disgusto: Nos damos cuenta que tenemos que coser una hamaca, nuestra favorita, pudo hacer ocurrido porque no la guardamos en un sitio protegido de la humedad, y la tela aparece completamente apulgarada. Es ahora cuando debemos echar mano de nuestro ingenio para convertir una lastimosa ruina en una ‘obra de arte’ que nos invite a descansar.
Aquí tenemos la hamaca que adquirimos el año pasado. La lona se ha apulgarado, y aunque la circunstancia no parece preocupar mucho a Coco, feliz de ver nuevamente en danza su asiento preferido, nosotros tenemos otras ideas sobre la decoración. ¡A coser una hamaca fácilmente!
Sacamos la tela, quitando las varillas enfundadas en los extremos.
El armazón se conserva bien, de modo que prestará servicios esta temporada. ¡No están los tiempos para derrochar! Con un lijado y una mano de cera quedará como nuevo.
En la mesa de corte presentamos la lona vieja sobre el nuevo tejido que servirá de asiento, y cortamos dejando los márgenes necesarios para los dobladillos y para las fundas de los extremos.
Antes de iniciar el trabajo de costura, comprobaremos que la máquina tiene montada una aguja adecuada para el tejido que hemos seleccionado. En este caso hemos utilizado una tela de lino, que pondremos doble dado que tiene menor consistencia que la loneta, y con la tela simple podría desfondarse. Con un pespunte unimos las dos telas.
Vamos a mejorar el diseño original, agregando la funda para una almohada. Medimos para situarla a la altura idónea.
Ahora incorporamos la funda de la almohada, que puede proceder de una tela bordada, o estampada, o pintada, o bien de un cojín, una cortina o cualquier otra cosa que podamos aprovechar y nos parezca bonita. Por ejemplo, un ‘camino de mesa’ de ganchillo. En nuestro caso hemos puesto un bordado.
Volvemos al armazón, para aplicarle un minucioso lijado. De paso ajustaremos los herrajes, arandelas y tornillos que puedan tener holgura. Finalmente, daremos a toda la madera una generosa mano de cera nutriente.
Y finalmente nuestra hamaca luce mejor que cuando la compramos, dispuesta para los mejores momentos que pasaremos en la terraza… ¡y también para las furtivas siestas de Coco!