Y casi un año después, nos pusimos manos a la obra con él. Nos daba un poco de pereza, porque sabíamos que nos iba a llevar mucho trabajo, pero... ya era hora.
Presentaba manchas de humedad en el espejo, y el marco estaba bastante dañado. Así que compramos un espejo nuevo y restauramos el marco de latón dorado.
Después de limpiar y lijar, dimos una capa de imprimación
Seguimos con un esmalte antióxido
Dimos dos capas de esmalte dorado con acabado bronce
Tomamos la medida para hacer la trasera con un trozo de cartón
Recortamos la trasera y le pegamos un papel adhesivo que imita a madera
Colocamos la trasera
No os podéis imaginar lo contentas que estamos con el resultado. Ahora nuestra nueva obsesión es esa maravillosa pintura dorada, ¡nos sentimos como el rey Midas!
...Ahora toca disfrutarlo, ¡que ya es hora!