Aprende a hacer un muro de piedras:
Puede que no parezca sencillo, pero en la albañilería todo es posible. Así que, con unas nociones básicas y siguiendo los consejos paso a paso que te vamos a ofrecer, podrás construir un muro de ladrillo y forrarlo con piedra maciza de musgo. La utilidad se la vas a dar tú dependiendo de las necesidades que tengas en tu jardín.
Lo puedes utilizar como separador de dos zonas, para cercar el paso al perro, como jardinera o como contención de tierra para hacer un jardín a dos niveles distintos de altura. De este modo dejarás a un lado la usual valla metálica y los prefabricados, para dar un ambiente rústico y personalizado a tu jardín.
En cuanto al diseño, pon a prueba tu ingenio, porque puedes intentar formas novedosas en jardineras y muros de contención. Esto va a depender de la maña que te des con la colocación de ladrillos.
Materiales necesarios
- Arena de río.
- Cemento gris.
- Cemento blanco.
- Ladrillos macizos 24 x 11 x 7 cm.
- Grava.
- Malla metálica.
- Cuerda y estacas.
- Piedra maciza de musgo.
Una buena cimentación
Lo primero y más importante antes de ponernos a construir, es hacer unos buenos cimientos que aseguren la perdurabilidad. Para llevarlo a cabo seguimos los siguientes pasos:
1. Realiza una zanja en la tierra de unos 50 cm. de ancho por unos 50 cm. de profundidad. El largo variará dependiendo de la longitud que le queramos dar al muro. Es aconsejable utilizar un cordel y varias estacas a modo de regla para indicar el camino correcto antes de excavar. Así nos aseguraremos de que el muro esté recto.
2. En segundo lugar, coloca una malla metálica o ferralla en el fondo de la excavación y cúbrela totalmente de hormigón. La malla evitará posibles resquebrajamientos porque facilita un buen agarre del compuesto.
3. Por último, esperamos a que se seque y ya podemos comenzar a construir.
Colocar los ladrillos
Una vez tengamos la cimentación bien hecha, comenzamos a pegar la primera fila de ladrillos con la mezcla de cemento gris, arena y agua. Si queremos que nuestro muro tenga un mayor grosor, tendremos que colocar dos ladrillos a pie por uno a pie y medio (dos ladrillos a lo largo por uno a lo ancho). Repetiremos la operación en todas las filas que pongamos. Si por el contrario, queremos un muro fino y con poca altura, con unas filas de ladrillos sencillas será suficiente. Es necesario medir el nivel de las filas, para que la pared quede totalmente recta.
Antes de comenzar con el revestimiento del muro, la mayoría de los profesionales aconsejan introducir puntas metálicas entre las filas de ladrillos para que cumplan dos objetivos; facilitar nuestra labor a la hora de colocar las piedras, porque de este modo quedarán bien sujetas, y dar una mayor fortaleza al compuesto, que evitará la aparición de grietas o agujeros.
Revestir el muro con la piedra
Ya tenemos la pared de ladrillo concluida y perfectamente seca. Comenzamos el chapado del muro (es recomendable la utilización de una pasta espesa; esto facilitará el trabajo):
1. Elegimos una piedra cuya forma sea la más adecuada para el lugar del muro que deseamos cubrir.
2. Es importante inclinarse por la cara de la piedra más vistosa, ésa será la que colocaremos en la parte de fuera.
3. Cogemos la parte que hemos desechado y la embadurnamos con la mezcla de cemento blanco o negro (en este caso da igual) y la adherimos a la pared. Luego seguimos colocando más cemento hasta que la piedra esté bien sujeta.
4. Repetimos la operación hasta cubrir el muro entero.
5. Por último, realizamos el yagueado de la pared. Este procedo consiste en cubrir con el cemento todas las juntas de las piedras hasta que la pared quede totalmente lisa.
Para terminar, recomendamos que una vez se haya secado el cemento de la pared, debemos regarlo una o dos veces al día durante las siguientes 72 horas para evitar que se despedace. Esto se convierte en una labor imprescindible si realizamos la obra durante el verano.