1 Empezamos por lo más básico, las ventanas, y, en concreto, por las cortinas y las persianas. No debemos fijarnos en las cortinas como un mero elemento decorativo, sino que, además, también debemos aprovechar su capacidad aislante, sobre todo si escogemos modelos de mayor grosor. Estas, unidas a una persiana de calidad y a un buen cristal, reducirán los gastos de energía fruto de la climatización de la vivienda.
2 Las alfombras también suponen un punto a favor, ya que ayudan a mantener el calor, ahorrando en calefacción y creando entornos más cálidos. Así, las alfombras de fibras naturales, como el bambú, no solo aíslan del frío sino que, además, también son ideales para las personas que sufren de alergias.
3 Algo tan básico como poner en las paredes grandes estanterías con libros ya puede ser una barrera aislante. Así, lo mejor es que las coloquemos en las paredes que dan al exterior.
4 Hay materiales clave que podemos usar en la decoración y que nos van a ayudar a aislar. Por ejemplo, el corcho es un aislante ecológico, térmico y acústico, y puede dar mucho juego en el revestimiento de paredes. Se trata de un material idóneo porque no genera carga estática y es resistente al fuego. Por su parte, también podemos hablar del bambú, una de las maderas más sostenibles del planeta, que ofrece una gran versatilidad en la elaboración de revestimientos de paredes, suelos, puertas...
5 Además, también hay pequeños elemento decorativos que nos permitirán mantener el calor, como las fundas del sofá, las mantas y demás textiles.
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