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Ya que el verano se acerca es hora de conocer los trucos para la preparación de la piscina. Es momento de disfrutar un descanso bien merecido. Sin embargo, la preparación de ésta no se limita sólo a vaciar el agua que ha contenido durante la época de frío, sino que requiere unos tratamientos específicos para garantizar la salubridad del agua.
Comprobar que la construcción no está deteriorada y que los instrumentos de depuración funcionan correctamente son sólo algunas de las precauciones que hemos de tener en cuenta. Tampoco olvidaremos el tratamiento químico, del cual dependerá la ausencia de microorganismos y bacterias perjudiciales para la salud.
La limpieza, el primer paso
Existen numerosas comunidades, entre ellas la de Madrid, que prohíben vaciar la piscina durante el invierno, debido a la sequía. La escasez de agua es un problema de todos que hemos de tener muy presente, por eso mantendremos el agua durante el invierno. No obstante, si la piscina está vacía, lo primero que tenemos que hacer es revisar el vaso; tal vez haya fisuras en las tuberías o, si es de obra, quizá algunos de los azulejos se haya desprendido.Para repararlo, lo ideal es el epóxido, una masilla que tiene altas propiedades adhesivas. Será el material que utilizaremos también en plena temporada, ya que el agua no afecta a sus características y es efectiva incluso sin vaciar la piscina.
Tras las reparaciones oportunas, es necesario efectuar una limpieza a fondo, ya que tras muchos meses sin utilizarla, la suciedad se habrá acumulado en las paredes. Con cepillos diferentes según el material del vaso se aplicarán ácidos, que dependerán del tipo de piscina (de obra, de poliéster y liner). Es importante recordar que nunca se usarán jabones: "producen efectos reactivos con el cloro y otros productos químicos y, además, sale espuma, aunque lo aclaremos muy bien", señala Isabel Peco, propietaria de Piscinas Castilla.
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Antes de llenarla es muy importante revisar el estado de la depuradora, que sirve para limpiar el agua, la bomba y los filtros, que la purifican y permiten su circulación, y el skimmer, cuya entrada, en forma de pequeñas ventanas encontramos en las paredes de la piscina, que aspira las impurezas de la superficie y las deposita en un cestillo.
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Tareas tras llenar la piscina
Cuando hemos realizado todas las revisiones anteriores, es la hora de llenarla, hasta la mitad del skimmer. El nivel de ph debe situarse 7.2 y 7.6; se mide con comprobadores y si no se encuentra entre este abanico, añadiremos reactivos específicos que nos proporcionará un profesional. Mantener unos niveles adecuados es imprescindible para evitar problemas como el escozor de ojos o picores.También se requiere una cloración de choque, que consiste en "realizar una supercloración para matar las cloraminas -compuesto desinfectante- y bacterias que pueden proceder de la red de agua y, en otras ocasiones, debe hacerse si no se utilizan los productos adecuados". Este proceso a veces es también necesario durante la temporada estival.
Conviene añadir al comienzo de la temporada de baño productos antialgas. Sirven para prevenir la presencia de estos organismos vegetales en la piscina. Son peligrosos ya que, además de un aspecto verdoso del líquido, son un foco importante de hogos y bacterias. Una vez que han aparecido algas es más complicado eliminarlas, aunque se logra "corrigiendo el ph y con un tratamiento con cloro con efectos de arranque", explica Isabel Peco, "aunque a veces las algas no son por el ph ni por el cloro, sino por el equilibrio del agua, y, en este caso, es imprescindible consultar a un profesional".
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El imprescindible mantenimiento diario
Una vez que tenemos preparada la piscina, está lista para largos baños. Sin embargo, no se pueden olvidar los cuidados durante el verano. La limpieza de la superficie se lleva a cabo con un recogehojas, muy útil para retirar deshechos vegetales o insectos. Asimismo, hemos de retirar los residuos del cesto del skimmer y limpiar los filtros, ya que una acumulación excesiva causará problemas, entre ellos el atasco de la cesta de la bomba.Foto: Keith Williamson/Flickr
La limpieza del fondo es también importante; esta tarea será muy sencilla si disponemos de un robot. De lo contrario, es posible realizarlo de forma manual con un aspirador especial. En cualquier caso, disminuiremos los residuos si por la noche tapamos el vaso con una cubierta, muy sencilla de instalar.
La recogida de residuos no es suficiente para mantener en perfectas condiciones el agua, sino que es imprescindible el tratamiento químico con cloro. Este producto desinfectante se añade regularmente al líquido, granulado o en pastillas. La frecuencia con la que se utiliza depende de factores como el entorno, el tamaño de la piscina o el número de personas que se bañan en ella. La cantidad apropiada para una piscina estándar (100 m3) es de cuatro kilos al mes, aunque siempre es mejor consultar previamente con un profesional.
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Durante la temporada de baño tal vez sea necesario añadir floculante, utilizado para "eliminar la materia orgánica, que se apelmaza y se recoge en el filtro". Sin embargo, no siempre es necesario y, además, "a veces tiene reacciones adversas por el cloro, el clima o el entorno", afirma la responsable de Piscinas Castilla. En ocasiones conviene agregar también antiespumantes, ya que, aunque no se hayan utilizado jabones en la limpieza, tal vez haya una excesiva concentración de alguicida o simplemente residuos de cremas solares, por ejemplo.
La importancia de utilizar los productos adecuados en el mantenimiento de la piscina es fundamental para prevenir su deterioro prematuro y problemas de salud por el efecto de bacterias y hongos. Además, utilizar los indicados en cada caso, es esencial incluso a nivel económico: un artículo barato pero inapropiado a la larga resultará más costoso, ya que después de aplicar éste, será necesario aplicar otros muchos para paliar los efectos negativos que se han producido.