Pues en eso estamos, intentando ahorrar dinerito a través de los DIY y reutilizando cositas y dando segundas oportunidades a otras. Y vamos a hacer un poco lo mismo que hicimos con está cómoda anticuada y spray chalk. Esta vez, cambiaremos el spray chalk por chalk paint.
Para poneros en antecedentes, tengo prevista una habitación para las visitas. En ella había una mesita de noche y una cómoda de los años 80-90 aproximadamente. ¿Podría comprar muebles nuevos? Pues perfectamente, pero en “El Taller” creemos en las segundas oportunidades. Así decidí darle una vuelta al asunto y proporcionarle una segunda vida a esos muebles que en absoluto me gustan.
Tenía muy claro que me iba a decantar por la chalk paint por su acabado mate. Huir del brillo es mi principal obsesión, ya me pasó con la cómoda del estudio y ahora no podía ser menos.
Elegir el color ya es otro asunto, pero buscando inspiración todo se consigue. También habían cierta limitaciones de las que no podía escapar. Finalmente me decanté por un gris y mostaza.
¿Vamos a ello?
Primero os cuento lo que vamos a necesitar… evidentemente la pintura, pero también necesitamos más cositas, aquí os dejo la lista:
Lijas de grano muy fino (320) y gramo fino (180)
Portalijas (para lijar superficies grandes es más cómodo)
Cinta de carrocero
Chalk Paint en dos tonos
Barniz especial para Chalk Paint
Rodillo de algodón de pelo corto
Brochilla o pincel Lo primero que hay que hacer es quitar todos los tiradores, así poder pintar mucho más cómodas, ¿no? Os recomiendo guardarlo todo juntito, yo lo he guardado en un tapper para luego volver a usarlo cuando lo necesite.
La pintura chalk es archiconocida por ser ideal para pintar directamente sin necesidad de preparar previamente las superficies. Aún así, al tener unos muebles tan viejos y con tanto barniz, yo decidí darle una lijadita primero. De esta manera en teoría, se adhiere mejor la pintura.
Con el portalijas, se ha lijado de una manera más rápida cada lateral de la mesita y también el interior de los cajones.
¡Empezamos a pintar!
Una vez lijado todo, y limpiando bien la superficie de polvo con un trapo humedecido, procederemos a pintar.
Aunque no hay fotos de ese momento, primero pinté la estructura. También pinté los laterales de los cajones y el interior. Dejé para lo último los frontales de los cajones que, aparte de ir con otro color, era el proceso más sencillo y cómodo.
La estructura la pinté de gris, y necesité dos capas de pintura para que se quedase un color uniforme y perfecto. Entre capa y capa lijé un poquito y de forma suave con una lija de grano muy fino para no arrancar mucha pintura.
Supongo que lo sabréis, pero si vais a pintar con rodillo, siempre hay que pintar primero las esquinas y rincones donde no vaya a llevar con un pincel.
Después pinté el frontal completo con el otro color que elegí, que es el mostaza. En este caso, no se si es porque pinté con pincel, pero el acabado no me quedó tan bien como el gris, y a los frontales le he tenido que dar tres capas de pintura con sus oportunos lijados entre capas.
Buscaba un acabado homogéneo, por eso tanta pintura. Si buscas un acabado menos perfecto y con un efecto envejecido, no hace falta ser tan pulcra en las pasadas de pintura.
Elegir la pintura
La marca no la seleccioné por nada en especial. Soy de ir probando diferentes fabricantes, y en este caso, para los colores que buscaba esta marca era la que mejor se adaptaba.
Los colores son el mostaza y el antracita de la gama Chalk Finish de Xylazel. Una marca bastante conocida por sus productos de tratamientos para madera. La verdad es que no me ha terminado mucho de gustar. Quizás es que no estoy muy puesta en este tipo de pinturas, así que en próximos post os iré actualizando.
Pues lo que os estaba diciendo, para el mostaza he necesitado tres capas para que se me quedase un color más uniforme.
Y si, como veis, es necesario proteger el resto del cajón para que no se manche si nos cae un goterón. Para eso van genial las publicidades en papel que nos dejan en el buzón y un poco de cinta de carrocero.
Como ya os he dicho antes, entre capa y capa le di una manita de lija. Así los brochazos más gordos los eliminé. Si vais a lijar mucho, siempre con mascarilla, que ese polvillo que suelta puede ser perjudicial. Y lo primero, siempre, es cuidar de nosotras mismas.
Una vez tenemos toda la pintura perfecta, hay que o bien encerar o darle una capa de barniz. En este caso, yo recomiendo usar el barniz ya que es permanente y la cera la hay que ir reponiendo cada X tiempo.
Yo he usado el barniz de la misma marca de la pintura, por no pisarme los dedos.
Es muy importante seguir los procesos y tiempos que marca cada marca. En este caso, recomendaban que para muebles con mucho uso es mejor aplicar dos capas, así que yo, como soy muy obediente, lo hice. Decir que este barniz, no si el resto también, sube un poco el tono del color. Al principio me asusté porque al aplicarlo subía muchísimo el color, pero al secarse rebaja un poco. ¡Así que relax!
También me pasó que en la primera capa de barniz se me quedó como con brochazos, un horror total. Maldecí todo lo maldecible. Lo bueno que en la segunda capa se igualó todo y como podéis ver en la foto de arriba, quedó fantástico. Con una textura un poco rugosita que me encanta y totalmente mate.
Momento de los detalles finales
Para rematar el proceso de cambio, primero quería cambiar los pomos por otros más modernos y que me contrastasen. La pega, es que también hay una cómoda a conjunto y no encontré nada que se me adaptase a ambos muebles. Así que al final he usado los mismo que ya estaban, eso si, con una mano de pintura. Como podéis ver, estaban bastante estropeados del paso del tiempo.
Para pintarlos, he usado un spray de la marca PintyPlus que tiene un efecto forja que me chifla. ¿Le da otro rollo, no? Pero si, son feos feos, pero tampoco le puedo hacer nada… a veces hay que saber rendirse cuando toca.
Y en esta foto también se aprecia bien, el interior de los cajones, que los pinté en gris como he contado antes. Creo que fue un acierto el pintarlos también, aunque fuese más trabajo.
Para rematarlo, quité el espantoso mármol que no pegaba ni con loctite. Supongo que terminaré poniendo un cristal fino para evitar los rayazos que pueda provocar la lamparita o cualquier objeto que pueda poner encima.
¿Qué os parece el antes y el después de esta mesita de noche? Yo creo que ha ganado muchísimo.
Cuando tenga la habitación completa, prometo publicar foto…