
1. Empezamos por lo que va a suponer el mayor cambio, por lo menos desde el punto de vista visual. Hablamos de las paredes, que lejos de alicatar de nuevo, vamos a pintar. Más fácil, sencillo y, por supuesto, económico, atrévete a renovar tu cocina, solo vamos a necesitar:
- Un producto de limpieza para los azulejos.
- Materiales para cubrir el suelo y los muebles: plásticos, cinta de carrocero...
- Pintura especial para cerámica.
- Rodillos y pinceles.
- Rotulador de juntas.
De este modo, lo primero que tenemos que hacer es limpiar bien los azulejos, pues puede que tengan impregnados restos de grasa, polvo... Para ello emplearemos un producto desengrasante como, por ejemplo, el amoniaco. Cuando haya secado, empezaremos a aplicar la primera mano de pintura. A la hora de escogerla, debemos adquirir un esmalte adecuado para azulejos, aunque lo mejor es dejarnos aconsejar por los profesionales de la tienda. Además, puede que tengamos que aplicar una primera mano de imprimación, para asegurarnos de que la pintura se adhiere bien. De este modo, después de que haya secado la primera mano, tendremos que aplicar una segunda.
A continuación, con un rotulador de juntas podemos ir repasándolas, para conseguir un acabado más estético y profesional.

2. Una vez tenemos listas las paredes, vamos a meterle mano al suelo, para lo que vamos a emplear un producto vinílico. En concreto, podemos emplear las lamas autoadhesivas, que se aplican fácilmente, se recortan con unas tijeras o un cúter (perfecto para encajar las piezas), y tienen muy poco grosor, por lo que no tendremos que rebajar la parte inferior de las puertas para que cierren. Aún así, si vemos que rozan un poco, tan solo tendremos que lijarlas pasando un papel de lija por debajo de la puerta, y listo.
3. Otro cambio significativo en la cocina es la renovación de la placa. Simplemente cambiando eso tendremos la sensación de que nuestra cocina ha ganado muchos años. De este modo, ¿qué tipo podemos escoger? Tenemos varias opciones:
- Placas vitrocerámicas. Destacan por su eficiencia y son fáciles de limpiar. En ellas, el calor se transmite de forma uniforme y vertical. Así, dentro de ellas podemos encontrar vitrocerámicas radiantes (son las más baratas, pero menos efectivas), las rápidas. las halógenas y las de inducción.
- Placas de inducción. Ofrecen eficiencia, rapidez y seguridad. El calor se genera de forma inmediata por inducción magnética, por lo que empieza a calentar en el momento en el que se coloca un recipiente metálico encima. Son muy fáciles de limpiar pero, además, también son las más caras.
- Placas de gas. Son las más tradicionales y son las mejores a la hora de cocinar guisos y recetas a fuego lento. Además, tienen la gran ventaja de que aceptan todo tipo de sartenes y cacerolas y son las más baratas. Sin embargo, por el lado contrario, son las menos ecológicas, difíciles de limpiar y, además, implican dos peligros para la seguridad: el riesgo de quemarse por la llama visible y los escapes de gas.

4. Por último, pero no menos importante, encontramos el almacenaje. Si no queremos cambiar los muebles, nos vemos obligados a recurrir a los muebles auxiliares, ya sea en forma de baldas, carritos camarera o, mucho más económico, estanterías hechas con cajas de la fruta. ¿Dónde mejor que en la cocina para poner este tipo de estanterías?
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