me ha renovado la nostalgia
por una colección que siempre quise tener
y nunca pude lograr:
una colección de trofeos vintage
Por mucho tiempo,
fué una de las cosas que más busqué en el mercado de pulgas
cada primer domingo de cada mes...
mi hermana y yo buscábamos infatigablemente
algún trofeo que contara con la premisa número uno:
forma?
estado?
edad?
pátina?
No.
Precio,
Estas bellezas que muestran las fotos
son, por alguna razón,
muy caras en el sur de California.
Se encontraban a precios razonables,
los más chiquitos...
los tipo premio consuelo.
Los que te daban como para decir que te daban algo.
(que no quedan mal acompañados de los grandotes...
y por eso compré un par...)
Pero yo siempre quise los grandes.
Los del Big Winner.
Los que la mayoría de los mortales, a la hora de competir
y ganar, vemos de lejos.
Nunca me importó de qué deporte fueran...
hey! si voy a usar descaradamente la gloria de alguien para decorar,
no puedo ser tan pretenciosa!
Qué lindos hubieran quedado con mi vajilla blanca!
Pero no.
Los grandotes, dentro de mi presupuesto,
nunca llegaron.
Cuando pensé en una producción masculina
para mi libro,
supe enseguida que quería trofeos y supe que Mario de Mundo Tutti Frutti
era la persona indicada.
Ya verán qué lindos se ven los que mi amigo bloguero me prestó!
Creo que nunca voy a darme el gusto de tener una colección de trofeos antiguos.
Para hacerlo, tendría que deshacerme de unas cuantas cosas
y éso no me lo puedo ni imaginar!
Pero las sigo admirando.
Digamos que para mi la copa,
es como para muchos en éste mundial:
la copa no se toca!
Créditos: las fotos de hoy cortesía de:
Country Living,
Ralph Lauren
y Sophie"s