El problema se soluciona con un estrado para rocalla de jardín, una plataforma ligera pero muy firme, que haremos sobre el terreno en una tarde, sin necesidad de obra, con herramientas comunes y transportando sólo tableros y listones. Vamos a fabricar una estructura semejante a una mesa, tan reforzada que pueda soportar un peso de 350 kilos. Así podremos poblarla de jardineras y macetas, incluso piedras de tamaño medio, simulando una rocalla natural.
Para comenzar a diseñar el estrado para rocalla de jardín comienza haciendo las patas del armazón, tras decidir la altura que le daremos. Con tirafondos y adhesivo de contacto unimos listones de sección rectangular, obteniendo de esa forma sólidos maderos cuadrados. En la mesa de operaciones reforzamos las patas, intercalando entre los listones unos tarugos de madera, que cortamos fácilmente con nuestra apreciada sierra japonesa. Los tarugos van fijados al maderamen con tirafondos de 5 x 60 mm, además del adhesivo.
La estructura con la plataforma invertida. Aplicamos adhesivo de montaje en las uniones, dado que no podemos utilizar la cola de carpintero en un elemento de jardín que estará expuesto a continuas humedades. El extremo de cada apoyo, que irá en tierra, va reforzado con chapas.
El doble tablero tiene la función de reforzar la parte superior, así como la solidez perimetral. Hemos dado ya a la plataforma una primera mano de pintura, que es rápidamente absorbida y sirve como imprimación para tapar los poros de la madera.
A fin de armonizar la plataforma con diversos elementos de obra que hay ya en el jardín, tanteamos la posibilidad de camuflarla con las mismas baldosas allí utilizadas, de dibujo clásico. Las fijamos igualmente con adhesivo de montaje y las sujetamos una hora con mordazas.
Como podemos apreciar, el segundo tablero lleva por debajo listones y tarugos del grosor adecuado. De esa forma podremos colocarlo sin fijaciones, seguros de que no se moverá.
Para embellecer nuestra terraza vegetal, le añadiremos una pequeña fuente rústica. La caja que vemos sobre el tablero llevará el depósito del circuito cerrado, así como el motor. Con la broca de corona hemos hecho un agujero en la esquina, con el fin de pasar los cables y la tubería.
Terminamos la caja para el dispositivo hidráulico de la fuente. Con el objeto de hacerla fácilmente registrable, la instalamos en el costado trasero, al nivel del tablero.
Vista superior, mostrando los huecos de la estructura que aprovecharemos para encajar el segundo tablero. Hemos escogido el contrachapado hidrófugo, dado que estará expuesto al contacto con la tierra húmeda, las salpicaduras de la fuente, el relente nocturno y las ocasionales lluvias.
En su discreto cajón, el depósito de agua para la fuente quedará protegido de la luz y el calor. Procedemos a dar la segunda mano de pintura con un esmalte adecuado para la intemperie.
Y finalmente aquí tenemos la robusta y ligera tarima, lista para el traslado a su emplazamiento en el jardín. Una vez dispongamos encima las plantas adecuadas, los flancos quedarán ocultos por las ramas colgantes, de forma que parecerá un accidente natural del terreno.