Cuando pensamos en dar un aire nuevo a nuestro hogar, lo primero que se nos viene a la mente es cambiar el color de las paredes. Probablemente es lo que antes se percibe como antiguo, puesto que, inevitablemente, con el tiempo va perdiendo la intensidad que tenía el primer día. Sin embargo es pensar en pintar y se nos quita rápidamente la idea de renovar nuestra casa, ¿verdad?. El esfuerzo que supone darle un ‘repasillo’, hace que nos lo pensemos dos veces…
Es normal, nos pasa a todos. Por ello, hoy me gustaría hablaros de un invento que cambio para bien mi ‘bricovida’ para siempre: el rodillo eléctrico, ¿lo conocéis? Se trata de una herramienta muy eficaz que facilita el pintado de las paredes de manera muy rápida y homogénea. El rodillo eléctrico supone una pequeña inversión, puesto que cuesta algo más que los rodillos tradicionales, pero, sin duda, su comodidad y el hecho de conseguir pintar casi profesionalmente compensa perfectamente el gasto.
El uso del rodillo eléctrico es muy simple. Sólo tenemos que mezclar la pintura e introducirla en el depósito del rodillo. Después, nos lo colgamos al hombro y ¡listos para pintar! Además, cuentan con un mecanismo que nos ayuda a regular la cantidad de pintura que queremos que salga en cada momento, puesto que no es lo mismo pintar el centro de una pared que sus esquinas o bordes. Además, podéis olvidaros de los molestos goterones que caen del rodillo tradicional cuando estamos pintando y que nos manchan a nosotros mismos y dejan el suelo perdido.
La única desventaja del rodillo eléctrico, como ya hemos dicho es el precio. Suele rondar unos 170 euros, pero podemos encontrar algunos sitios especializados donde los alquilan sino lo queremos comprar. Aún así, si pintáis bastante el gasto se compensa, ya que además de todas las ventajas que ya hemos descrito, la pintura cunde mucho más con este tipo de rodillo.
¿Qué os parece? ¿Habéis probado el rodillo eléctrico alguna vez?
Imagen: Charles&Hudson/flickr