La buena iluminación de una habitación es muy importante. De ello depende su confortabilidad, el dinero de nuestros bolsillos y, sobre todo, nuestra propia salud. Es importante tener en cuenta que cuando decimos ‘buena iluminación’ nos referimos exactamente a la iluminación adecuada, ni más ni menos que la necesaria.
Si la cantidad de luz de una habitación es insuficiente, forzamos los ojos a trabajar demasiado y esto termina provocando una fatiga visual a la que siguen jaquecas, irritaciones e incluso escozor visual. Por otro lado, una iluminación artificial excesiva, además del gasto que supone, provoca un deslumbramiento perturbador y molesto que deriva en una visión poco clara.
¿Cómo podemos saber qué cantidad de luz es la adecuada? Debemos saber que el nivel de iluminación se mide en una unidad llamada lux, cuyo símbolo es lx. A su vez, 1 lux equivale a 1 lumen por metro cuadrado, por lo que si el tamaño de una habitación es de 10 metros cuadrados, el nivel correcto de iluminación será de 100 lx.
A partir de ahí sólo debemos tener en cuenta que los valores que comercializan las bombillas no se expresan en lumen, sino en vatios y no existen ninguna conversión directa. Deberemos tener en cuenta el tipo de bombilla (halógenas, fluorescentes…), la temperatura de color de las bombillas (frías o cálidas), el sistema de alumbrado (luz directa e indirecta) y el método de alumbrado (general o específico).
¿Tenéis estas cosas en cuenta?
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