Pues aquí tenemos la primera colaboración. Después de la invitación que os hice la semana pasada, Julia ha querido enseñarnos en el blog la transformación que hizo en su mueble de TV, que ya tenía unos años y del que estaba cansada porque era un mueble sin personalidad. Ahora es una pieza única, hecha a su gusto y con los colores que ella ha ido eligiendo. Y al mueble de la TV le han seguido la mesa del salón, el macetero, la mesita rinconera... yo creo que le ha entrado el gusanillo de la transformación y no parará hasta que no tenga toda la casa a su gusto.
Con ella, sus explicaciones y sus fotos os dejo, no sin antes agradecerle su colaboración y su respuesta tan inmediata a participar en mi blog.
POST INVITADO
Hola a todos:
Me asomo al mundo bloguero a través de esta ventanita que me ha abierto Montaña, para mostraros el efecto que puede producir en una persona (en mi, en este caso) seguir el blog de una amiga y a través de ella otros similares.
Hasta hace unos meses yo solo leía los blogs y miraba las fotografías de esas transformaciones que me parecían cosas de magia, pero nunca, (aunque soy una “chapuzas” porque lo mismo desmonto un grifo, un vestido, arreglo una ventana o instalo un lavabo), repito, nunca se me había ocurrido transformar un mueble. Digo transformar porque jamás he tenido contacto con las antigüedades, como suelo decir, “no tengo pueblo”, mi familia no es originaria de ningún pueblo y por eso, no conservamos trastos antiguos que hayan dormido en algún doblao o en esas inmensas casas de pueblo, en las que te encuentras de todo.
Como os decía, no se me había ocurrido transformar ningún mueble y un día miré éste y dije: “Tú vas a ser el primero”
Cuando hice la primera foto ya había lijado un cajón.
Empecé con cautela y me atreví con el primer cajón. Al lijarlo, comprobé que se iba el barniz y el color.
Como el mal ya estaba hecho, lijé el segundo cajón.
No solté la lija durante una buena temporada, por dentro, por fuera, cajones, puertas.
Como todo el mueble quedó en el tono natural de la madera, primero lo teñí con una mezcla de roble claro y roble oscuro, después una mano de tapaporos y una pasadita de lija en este caso muy suave.
La parte de arriba la dejé en ese color y el resto lo pinté en blanco, al que añadí un poco de ocre y negro para que no resultara tan blanco, lo desgasté para darle aspecto envejecido y con otra mano de tapaporos quedó casi terminado.
Gracias a la insistencia de Montaña y antes de la última mano de tapaporos, me animé a pintar un motivo en las puertas, también lo desgasté para que tuviera el mismo aspecto envejecido, que después ha resultado perfecto, (la puerta de la izquierda está terminada y la derecha tiene solo el primer paso del dibujo).
En el fondo del mueble, pinté unas líneas a pincel seco, esto reconozco que fue un capricho, pero me pareció que así no quedaba tan “soso” por dentro.
Finalmente, un acabado con cera líquida a la que añadí pintura al óleo blanca y un pulido enérgico.
¡Aquí lo tenéis!, ¡luciendo así de bonito!
La calidad de las fotos no es muy buena porque nunca pensé que acabarían en otro lugar que no fuera mi ordenador.
Espero que os haya gustado.
Julia.
Gracias de nuevo, Julia, por participar en mi blog y por mostrarnos todo el proceso de transformación del mueble. A mí personalmente me parece que ha quedado espectacular, los colores son muy bonitos y el contraste con la madera teñida es un acierto.
Seguro que a vosotros también os gusta.
Besos y hasta la semana que viene.