Un buen día, nuestra lectora Ro100 decidió encargar un armario empotrado para el recibidor de su casa. Acudió con su chico a una empresa especializada, y pidieron presupuesto para que se lo fabricaran a medida. El precio era tan desorbitado, que se quedaron atónitos. Entonces decidieron que lo harían ellos mismos.
Empotrar un armario es la forma más económica si queremos realizar un cambio a nuestro closet. Puesto que, ciertamente resulta caro encargar muebles a medida: la empresa debe pagar, además del mueble, los gastos de transporte, y también el seguro de los empleados en el itinerario, lo cual no es barato. Por ello, la tarea ofrece para nosotros un enorme aliciente: además del placer que siempre supone hacer algo en nuestra casa, conseguimos un sustancioso ahorro.
Nuestra lectora cuenta que el proyecto será su futuro zapatero y a la vez armario de la limpieza, ya que ni el zapatero cabe en su dormitorio ni el armario escobero en la cocina, el sitio normal.
Lo primero para empotrar un armario que hicieron fue poner los montantes y las guías.
“Las puertas”, explica Ro100, “no serán correderas ni batientes, sino del tipo acordeón, y las hojas irán colgadas sólo de arriba para evitar tener que poner en el suelo guías u otras cosas que nos molesten”. Una decisión muy acertada.
Para hacer las puertas, nuestros amigos escogen tablero DM, material que también suelen emplear las empresas del sector.
Después de poner las sujeciones por la parte superior, se ensamblan las hojas mediante bisagras. Quedarán por el lado de dentro, para que no se vean.
Las puertas llevan un marco de moldura, ya que luego se montarán unos espejos encastrados.
Así quedan las puertas ya colgadas en el riel superior. La división en cuatro paneles y las bisagras verticales permiten abrir el armario cómodamente, sin interrumpir el paso. Ahora sólo falta poner las baldas interiores para los zapatos, y pintar.
Otro recurso ingenioso de nuestros amigos: los listones para hacer el marco exterior del armario eran muy caros, de modo que emplearon tablas de pino para montar frisos, mucho más baratas. Cortadas en inglete quedaron así de bien. Y una vez pintadas no se notarán las uniones.
Para fabricar los estantes, aprovecharon los que tenían en su viejo mueble zapatero. Como soporte de las baldas instalaron unas guías verticales con escuadras tipo cartelas, un sistema muy práctico que permite variar la altura de los estantes cuando sea preciso.
Para finalizar, forraron el interior del armario con el friso que sobró de las molduras. Pusieron las tablas entre las guías, y así todo quedó enrasado. Un trabajo realmente espléndido con el que nuestros amigos se han ahorrado mucho dinero. ¡Enhorabuena!