La lija, sin duda lo más penoso, es lo primero de todo para que agarre bien la posterior pintura, por muy de tiza que sea...
El color elegido es el mismo de la mecedora, pues ambos asientos van a compartir espacio en el salón de la casa de la playa de la familia. Veréis que la tela original ya no está, pero no seremos nosotras las que nos encarguemos del tapizado; como otras veces, nuestro tapicero de confianza se ocupará de rehacerlo por completo.
Después de cuatro manos de pintura, y dos de barniz, el sillón luce así.
No han querido que lijáramos para envejecer, así que con la pintura y la tapicería elegida, luce un aspecto más moderno...,
..., y con un toque étnico muy rejuvenecedor.
¿No os parece?
Las fotos las hicimos en uno de nuestros salones, y nos encanta como luce en él...
Ya le hemos dicho a Marga que, como no venga pronto a recogerlo, ¡aquí se queda!
Bromas aparte, es cierto que nos chifla cómo ha quedado, ¿y a vosotros?
!FELIZ FIN DE SEMANA!