La madera también se encontraba muy sana. El único pecado de la silla sería la tapicería, interiormente en pésimo estado. Con estas premisas, comenzamos a trabajar en nuestro rescate; primero lijando, después desinfectando y tratando la madera para evitar futuros intrusos y, por último, pintándola.
Aquí podéis ver parte del interior del tapizado; tenía cinchas, muelles, crin... Un poco de todo, así que delegamos, como otras veces, el trabajo a profesionales...,
..., que nos la entregaron así de repuesta.
El respaldo de rejilla luce muy luminoso.
La pintura, ligeramente decapada.
La silla, totalmente renovada.
Ésta nos la vamos a quedar nosotras, por ahora luce en este rincón...,
..., aunque no tenemos claro si será el definitivo...
En cualquier caso, la silla ha quedado muy bonita, ¿no os parece?
¡FELIZ FIN DE SEMANA!