Uno de los revestimientos más populares en nuestros hogares es la madera. Entre todas las opciones que nos ofrece este material noble, el parqué se erige como el sistema más cómodo, duradero y decorativo para cubrir los suelos de cualquier estancia. Cada vez más resistentes, versátiles y fáciles de instalar, la amplia variedad que encontramos en el mercado nos proporciona una calidez en la vivienda difícil de igualar por otros revestimientos.
Tarima y parqué
La diferencia básica entre ambos sistemas es que la tarima no toca el solado. En las tarimas tradicionales, grandes lamas de madera machihembradas se clavan sobre unos rastreles, que son los que mantienen contacto con el suelo y le dan estabilidad y horizontalidad a la tarima. La cámara de aire que queda entre lamas y el pavimento facilita la ventilación de la madera, evitando la putrefacción que trae consigo la humedad.En cambio, el parqué está formado por pequeñas tablillas que van directamente pegadas al suelo mediante cola de poliuretano. El pavimento, a su vez, deberá estar bien nivelado para evitar imperfecciones. Una vez instalada la madera, hay que barnizarla y, periódicamente, acuchillarla y volverla a barnizar, dependiendo del grado de deterioro. A pesar de sus excelentes resultados decorativos (las tablillas permiten realizar todo tipo de mosaicos, espigados y alternancias de colores), el sistema adhesivo está pasando a la historia por lo engorroso de su instalación y mantenimiento.
Hoy en día los parqués flotantes (también conocidos como tarima flotante) son los que se han impuesto mayoritariamente. No necesitan grandes obras, ya que se instalan fácilmente sobre una capa de neopreno, que actúa como aislante entre el suelo y la madera (de ahí el calificativo de flotante, ni se pegan ni se clavan al solado). Por su parte, las láminas, que suelen medir entre 15 y 20 cm. de ancho y 1,20-2 m. de largo, encajan fácilmente entre sí mediante machihembrados u otros sencillos sistemas de encaje. Como ya están tratadas y barnizadas, si se deteriora alguna, se puede quitar y sustituir por una nueva.
Tipos de maderas y parqués
Según su origen, podemos distinguir dos variedades:* Maderas europeas: son las que proceden de zonas templadas, generalmente de bosques de Europa. Los colores vistosos del roble, el cerezo y el castaño los convierten en las opciones más demandadas, aunque el pino es ideal para darle un aire rústico a cualquier estancia. Ten en cuenta que estas maderas no toleran la humedad, por lo que evitaremos revestir con ellas el baño o la cocina. El pino y el abedul son las menos resistentes, así que no las instalaremos en habitaciones con mucho tránsito como los pasillos o el salón.
Respecto a precios, "el pino es la madera más barata: cuesta 10 € el metro cuadrado de madera maciza", nos explica Santiago Juárez, de la empresa especializada en tarimas Conipe. "El hecho de que sean maderas más comunes no significa necesariamente que sean más baratas. Por ejemplo, el roble de buena calidad alcanza precios muy elevados".
* Maderas tropicales: procedentes de zonas cálidas y lluviosas, su resistencia es enorme, tanto a los desperfectos como a la humedad. Aunque existen muchas opciones (merbau, iroko, wengué, jatoba), la teca es la más conocida y también una de las más caras: "el metro cuadrado puede llegar a alcanzar 180 €, porque es muy escasa", nos detalla Santiago Juárez. Respecto a sus precios, hay de todo: "hoy existen importadores que traen madera tropical en bruto a precios muy competitivos que hacen que se reduzcan mucho las diferencias de importe con las maderas tradicionales", nos explica el responsable de Conipe.
Según el tratamiento de la madera, existen las siguientes alternativas:
Madera natural: no hay nada como la belleza, resistencia y calidez que ofrece la madera en su estado natural, a pesar de su elevado precio. El importe varía dependiendo de cuántas capas de madera noble tenga la lámina: no es lo mismo una lama de una sola pieza maciza que otra formada por tres capas (en estos casos la madera más noble es la que quedaría a la vista). Los barnices son imprescindibles para dar protección y un acabado más vistoso (en mate o brillo). "Normalmente, en estas láminas, la base es de contrachapado y la capa superficial es de madera noble, de unos 3-4 mm. de grosor", matiza Santiago. "Al ser madera, se estropea más fácilmente con el uso que los suelos sintéticos. Sin embargo, no cuesta demasiado el mantenimiento: si se deteriora, se pule, se le da una nueva capa de barniz y como nuevo".
Sintéticos: hoy en día es una de las opciones más demandadas por su resistencia y precio asequible. "Las láminas, generalmente, están formadas por tres capas", nos explica Santiago. "De abajo a arriba, la primera es un aislante para combatir la humedad, la segunda es un soporte de fibra de madera o aglomerado de papel -que es la que lleva el machihembrado- y la tercera es un papel pintado con el dibujo de la madera, que se barniza o en liso o con relieve".
En realidad lo que se ve no es madera, simplemente es una imagen o reproducción que le da la apariencia natural pretendida. A partir de una serie de capas de papel, fibras, resina y productos químicos, que se somete a procesos de presión y calor muy fuertes, se consiguen piezas muy resistentes y duraderas.
Este tipo de producto también se conoce como suelos laminados o estratificados, aunque, según las empresas que los distribuyen, podemos encontrarlos totalmente sintéticos, o bien incorporando madera parcialmente (eso sí, nunca maciza). En el caso más extremo podríamos mencionar los laminados compactos, fabricados exclusivamente con PVC y resinas sintéticas que se utilizan mucho en zonas húmedas por su gran resistencia al agua. En general, este tipo de suelo aguanta muy bien la abrasión y el rayado, se limpia con facilidad y posee una gran variedad de colores y acabados.