
Pero ¿qué es exactamente la eficiencia energética? Se trata de la capacidad que tienen los aparatos de funcionar empleando el mínimo de energía posible. De esta forma, la clasificación se realiza en colores y letras, siendo los menos eficientes los calificados como G y rojo, y los más eficientes los A+++ y verdes.
Así, para fomentar el consumo de estos electrodomésticos y facilitar que el consumidor esté más informado, desde hace unos años es obligatorio en Europa que los fabricantes incluyan la etiqueta energética en estos aparatos: frigoríficos y congeladores, lavadoras, secadoras, fuentes de luz, horno eléctrico y lavavajillas.
Es cierto que este tipo de aparatos son más caros en su inicio, pero, a la larga, veremos como esa diferencia en el precio se ve amortizada en lo que nos ahorramos en las facturas de cada mes. Pero, exactamente, ¿cuánto nos podemos ahorrar, por ejemplo, con una nevera A+++?
Los grandes electrodomésticos son los responsables de la mitad del consumo eléctrico de un hogar y, de ellos, el que más gasto conlleva es el frigorífico. Y en dinero, ¿cuánto puede suponer? A grandes rasgos (pues hay muchos factores que van a influir, como el uso que le damos, el tiempo que permanece abierto, la potencia, si está más o menos lleno…), un frigorífico A+ puede consumir hasta 53 euros, uno A++ hasta 45 euros y uno A+++ hasta 35 euros.

Vigila el uso que haces de tus electrodomésticos
Como vemos, la primera decisión la tenemos clara, si queremos ahorrar, hay que invertir en eficiencia. Pero, además, el uso que hacemos de los electrodomésticos también influirá en la cifra final que nos devolverá nuestra factura.
Y pensando de nuevo en el frigorífico, debemos tener en cuenta algunos aspectos:
- La puerta debe estar cerrada el máximo tiempo posible.
- No debemos meter alimentos calientes, pues la temperatura se elevará y tendrá que ‘trabajar’ más para enfriar y recuperar su temperatura.
- Escogeremos un modelo que se adapte a nuestras necesidades, ya que cuanto más grande sea, más consumirá.
- Debemos colocarlo lejos de fuentes de calor, y dejar espacio suficiente encima y a los lados.
- También es importante retirarlo de vez en cuando para limpiar la parte de atrás y aspirar la rejilla del motor.
- Es importante organizar bien los alimentos para aprovechar al máximo el frío y no elevar la temperatura más de la cuenta, lo que alzaría el consumo. Así, la puerta (salsas) y las baldas superiores (comida preparada, lácteos, embutidos...) son las zonas menos frías, las baldas inferiores las más frías (pescado, carne...), y los cajones ofrecen las condiciones óptimas de temperatura y humedad para verduras y frutas.
Otros consejos para ahorrar:
- Cuando el horno esté en funcionamiento, evitaremos abrir la puerta. Además, lo apagaremos un poco antes, para aprovechar el calor residual.
- Del mismo modo, podemos apagar la vitrocerámica un par de minutos antes de que acabe el cocinado, para aprovechar el calor residual.
- Mantendremos siempre limpia la vitrocerámica o la inducción, y usaremos ollas o sartenes acordes al tamaño del fuego.
- El lavavajillas siempre lo pondremos a funcionar cuando esté lleno, y con programas cortos o ecológicos.
- De la misma forma, la lavadora la usaremos también cuando esté a su máxima capacidad, a excepción de que nuestro modelo ofrezca programas de media carga. Por su parte, salvo que la ropa tenga mucha suciedad, lavaremos a baja temperatura (por debajo de los 40º).
- Por último, en general, nos aseguraremos de realizar un buen mantenimiento de nuestros electrodomésticos y comprobaremos periódicamente que funcionan correctamente.
Y no os olvidéis de que aquí podréis encontrar más consejos para ahorrar en casa y, sobre todo, en la cocina.