El panorama energético actual, marcado por unos altos niveles de demanda y una delicada situación medioambiental, hace cada día más necesario tener en cuenta los parámetros de eficiencia energética en todos los aspectos de nuestra vida. Y de forma especial, en nuestro hogar.
Arquitectura bioclimática
Desde el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE) se destaca que un buen diseño bioclimático de un edificio puede conseguir un ahorro energético de hasta el 70%, mientras que el incremento en costes de construcción necesario para realizar edificios de este tipo ronda el 15%.Una construcción bioclimática debe tener en cuenta la localización del edificio y el microclima en el que se integrará. Por ejemplo, en una localidad situada en el norte es más adecuado que las estancias de mayor uso estén orientadas al sur, mientras que en una ciudad más calurosa es mejor que las habitaciones más acristaladas y de mayor uso no estén localizadas hacia el sur o suroeste.
Otros aspectos como el color de las fachadas o techos, la situación y calidad de los toldos o la vegetación que rodee la construcción variarán considerablemente el gasto energético de nuestra casa.
Los árboles que rodean un edificio pueden bajar la temperatura en verano entre 3 y 6º C, ya que el agua que se evapora durante la actividad fotosintética enfría el aire, a la vez que protegen los edificios del viento en invierno. Asimismo, es esencial prestar atención al aislamiento de las ventanas, puesto que éste evita tanto las pérdidas de calor en invierno, como la conservación de la temperatura en verano.
Caldera de biomasa y paneles solares
Si se va un poco más allá en el compromiso energético, entran en juego pequeñas instalaciones de fuentes renovables como paneles solares o calderas de biomasa que aportan energía a nuestro hogar reduciendo el impacto climático.Las calderas de biomasa, en las que se usan como combustible recursos biológicos, son una buena opción para sustituir calderas y calefacciones de carbones y reducir las emisiones de dióxido de carbono (CO2), ya que el que produce la quema de estas materias ya ha sido absorbido por los árboles en función de fotosíntesis (lo que se denomina balance neutro de emisiones de CO2).
Estas calderas pueden instalarse tanto de forma individual como en bloques de viviendas. En este último caso, por ejemplo, la instalación de una caldera de 172 kilovatios de potencia, alimentada principalmente con cáscara de almendra, tendría un coste aproximado de 28.981 euros.
Otra opción es instalar paneles solares en nuestra vivienda y emplear la denominada 'energía solar térmica de baja temperatura', uno de los puntos clave del recientemente aprobado 'Plan de Fomento de las Energías Renovables', con el que el Gobierno español espera que el 12,1% del consumo de energía primaria en el año 2010 sea abastecido por las energías renovables.
En este caso, el coste de una instalación tipo para una vivienda con un consumo diario de 160 litros de agua caliente puede rondar los 1.624 euros. Según se expone en el IDAE, unas placas de 2 m² y 200 litros con una aportación solar del 67% darían una producción energética de 1.276 termias al año, cumpliendo las necesidades eléctricas anuales.
Eficiencia interior
Según datos del Instituto, la mayor parte de la energía que se usa en las viviendas españolas se dedica a la calefacción y a la producción de agua caliente sanitaria, suponiendo un 66% del gasto energético familiar. El resto, un 34%, se invierte en el uso de los electrodomésticos (16%), de la cocina (10%), la iluminación (7%) y el aire acondicionado (1%).Y en estos aspectos también es importante adoptar medidas de eficiencia. Así, el uso de lámparas de bajo consumo o incluso lavar con agua fría: entre el 80 y el 85% de la energía que consume la lavadora es para calentar el agua. Se trata de gestos sencillos que reducen considerablemente el consumo energético de nuestro hogar y también nuestra factura.