¿Cuándo es necesario? Si vivimos en una edificio, puede que nos encontremos con el obstáculo del resto de vecinos, que no quieren invertir en una rehabilitación energética desde el exterior. O, por su parte, puede que la estructura del edificio impida dicha renovación. O, por último, puede que el edificio no tenga puentes térmicos. En todos estos casos, la mejor opción va a ser el aislamiento por el interior.
¿Qué opciones tenemos?
1 Trasdosado interior. Consiste en colocar paneles de aislamiento rígidos en los muros que tienen contacto con el exterior. Así, podemos optar por trasdosados que se adhieren a la pared y otros que se componen de una subestructura metálica para sujetarlos. Así, con este tipo de aislamiento perderemos algo de espacio de la vivienda.
2 Inyección en cámara. En muchas ocasiones, los muros de la vivienda se componen de dos capas con una cámara de aire en el interior, que corta el paso del frío. Así, este método consiste en rellenar esa cámara con algún tipo de material aislante.
¿Cuáles son las desventajas?
La principal desventaja es que, por lo general, al aislar por el interior perdemos algo de superficie útil, en concreto, de 4 a 10 centímetros. Por su parte, estamos hablando de una reforma, y por tanto tendremos que enfrentarnos a los típicos problemas e incomodidades que esto supone.
Por otro lado, si hay puentes térmicos, estos pueden provocar condensaciones por la diferencia de las temperaturas entre los elementos que están aislados y los que no, con la consecuente aparición de humedad y moho.
Aquí podréis encontrar más información sobre el aislamiento...