
1. La calefacción. Para métodos de calefacción de baja temperatura como, por ejemplo, el suelo radiante, se puede emplear la radiación solar como fuente de energía. Dicho de forma simple, el panel solar térmico se encargará de calentar el agua en la caldera. De este modo, se puede reducir el consumo en calefacción en un 25% o 45%. Sin embargo, esto se puede emplear en países con un clima favorable, donde el sol incida durante todo el año, pues es en los meses de más frío donde vamos a necesitar el uso de calefacción, y en los que menor es la radiación solar.
2. Abastecimiento de agua caliente. En función de la época del año, los paneles solares térmicos pueden encargarse de calentar desde el 30% hasta el 100% del agua de una vivienda, situándose la media anual en el 50%. Por esa razón, necesitará un sistema de apoyo convencional, aunque la reducción del consumo energético será muy elevado.
3. Climatización de las piscinas. La instalación de este tipo de sistemas es mucho más económica y tiene mucho menos impacto que los sistemas convencionales. La mejor parte de este uso de los paneles térmicos es que no necesitan un depósito donde acumular el agua caliente.
Ya sabemos cuáles son los usos que le podemos dar a los colectores solares pero, ¿cómo funcionan exactamente? El proceso consiste básicamente en crear una especie de mini efecto invernadero dentro del colector. De esta forma, esté será el proceso de funcionamiento:
- En primer lugar, el vidrio superior dejará pasar parte de la radiación dentro del colector, que se transformará al entrar en contacto con la placa interior.
- Después, la radiación se irá acumulando en el interior del colector, al no poder pasar a través del vidrio opaco superior, creando el mini efecto invernadero.
- Al pasar por la caja, el agua del depósito se calentará y se transportará la energía térmica.
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