Para los amantes de la restauración, un mueble antiguo en mal estado es mucho más que eso, se trata de un nuevo proyecto, una nueva oportunidad de desarrollar las habilidades con la madera, de dar con una pieza única y con encanto.
Así, cada vez son más las personas que se inician en este mundo lleno de posibilidades, con el objetivo de alargar la vida de su mobiliario e, incluso, recuperar piezas abandonadas. Por eso, vamos a tomar nota de algunos consejos y trucos que tener en cuenta.
1 A la hora de trabajar en la restauración de un mueble, lo mejor es hacerlo en interior, para que las condiciones meteorológicas no afecten a la madera. El sol, por ejemplo, puede hacer que ciertos productos reaccionen. Además, si trabajamos en jardines o terrazas nos arriesgamos a que caiga algo en la superficie mientras, por ejemplo, se está secando algún producto.
2 Es fundamental que, antes de empezar a trabajar con cualquier mueble, lo limpiemos bien para eliminar cualquier resto de polvo a suciedad. Para ello podemos emplear, simplemente, un paño de algodón y agua con jabón. Después, el mueble debe secarse bien antes de seguir con él.
3 Como ya sabéis, el primer paso a la hora de trabajar con un mueble es el lijado, que nos permitirá obtener una superficie lisa y preparada. Así, después de lijarlo debéis volver a limpiar, para retirar todo el serrín. Para ello, basta con emplear un paño humedecido.
4 Antes de pintar con brochas, podemos dejar estas sumergidas en agua unas 10 horas y después dejarlas secar. Con esto conseguiremos que caigan todas las cerdas sueltas y no se queden en la superficie del mueble.
5 Por su parte, después de haber empleado las brochas, para poder volver a usarlas, hay que limpiarlas con un disolvente y, después, envolverlas con papel de periódico y guardarlas en posición horizontal.
6 Por otro lado, si no tenemos una bandeja para la pintura y vamos a aplicar el producto directamente del bote, podemos emplear este sencillo truco para retirar el exceso de pintura de la brocha. Se trata de rodear el bote con una goma. De esta forma, al quedar tensa, nos servirá para pasar la brocha por ella antes de comenzar a pintar.
7 Cuando hayamos terminado, es importante que, antes de cerrar y guardar los botes de pintura o barniz, nos aseguremos de que no quedan restos de producto en los bordes. De esta forma, podremos retirar sin problemas la tapa cuando quedamos volver a emplearlo.
8 En cuanto al lijado, debemos evitar emplear el papel de lija directamente. La mejor opción es rodear un taco de madera con la misma, y ayudarnos de él a la hora de realizar el trabajo. De esta forma, nuestras manos estarán más seguras. Además, a la hora de recortar el papel, es preferible evitar hacerlo con tijeras, pues la lija puede dañarlas. Por ello, podemos hacerlo a mano.
9 Por su parte, a la hora de elegir el papel de lija que emplear, debemos tener en cuenta los diferentes grosores:
- Gruesas para superficies que están sin trabajar o muy deterioradas.
- Las de grosor medio se utilizan para materiales lisos.
- Finas para lijados leves, por ejemplo, cuando tenemos que lijar entre dos manos de imprimación.
- Muy finas para trabajos puntuales, lacados, tallados..
10 Por último, en cuanto al barnizado, debemos evitar llevarlo a cabo en días lluviosos en los que el nivel de humedad es más elevado.
Agradecimientos: Fotografías de Le petit marché aux puces, Telas, Cajas y Tinajas, Taller de madera y Un ratito de mí.