- El calor o frío.
- El agua y las humedades.
- El ruido.
- El fuego.
Por ello, podemos decir que son cuatro las cualidades que deben cumplir: aislamiento térmico, acústico, hidrófugo e ígneo, y el PVC es un material que cumple con todas estas características. Vamos a verlo más detalladamente.
Aislamiento térmico: El objetivo es evitar la salida o entrada de calor o de frío (según la época del año), del interior al exterior de la vivienda, y viceversa. Con este aislamiento conseguiremos mejorar la eficiencia energética de nuestra vivienda, ya que nos ahorraremos el consumo extra de energía que supone la pérdida del calor de la calefacción en invierno y del frío de los aires acondicionados en verano.
Así, el coeficiente de conductividad térmica del PVC (0,17 W/metro cuadrado) es ligeramente inferior al de la madera (0,23 W/metro cuadrado), y muy inferior al del aluminio (210 W/metro cuadrado).
Aislamiento acústico: Impide la propagación del sonido actuando como obstáculo reflector. Así, los perfiles de PVC en las ventanas están desarrollados para conseguir una gran estanqueidad y aislar al máximo del ruido de fuera.
Aislamiento hidrófugo: Busca impedir la filtración y entrada de agua por diferentes elementos de la construcción (cimentación, cerramientos, cubiertas, ventanas...), evitando así la humedad. Así, las ventanas de PVC impiden el desarrollo de problemas como el óxido, la humedad...
Aislamiento ígneo: Asegura protección frente a las llamas. Así, para que el PVC sea inflamable, se debe alcanzar una temperatura 150º superior al que resiste la madera. Además, cuando se apaga la llama, el PVC es auto extenguible, y no arde de madera espontánea. De este modo, el uso de puertas y ventanas de este material reduce las probabilidades de sufrir un incendio y dificulta la propagación del fuego.
Aquí podréis encontrar más información sobre el aislamiento...