Me encanta cocinar, debe ser porque a mi madre no le gustaba demasiado. Mamá no sigas leyendoooo!! No era muy imaginativa a la hora de meterse entre fogones, si hacía puchero comíamos 3 días seguidos, uno con arroz, uno con fideos, uno con la pringá con el resto de guisos pasaba lo mismo así que en una semana comía con suerte 3 platos distintos, demasiado aburrido para mí, además sus lentejas eran horribles, hoy es mi plato favorito pero las hago yo… Con 15 años me aficioné a cocinar y desde entonces cada vez que puedo y tengo tiempo lo hago.
Que qué pinta esto en este blog de brico y deco pues que dejo este blog de bricolaje y me paso a un blog de cocina… NOOOOOO es bromaaaaa!! el caso es que cuando mi cuñada me dijo que a mi sobrino de 2 años le encantaba jugar con la cocinita del hijo de unos amigos pensé que esa afición tenía que potenciarse (necesitamos más gente que cocine, sobre todo si nos gusta comer) Así que no tuve más remedio que construir esta pequeña cocina y creedme fue la excusa perfecta porque me moría de ganas de hacer algo así. Tenía claro que esta cocinita estaría en el salón de mi cuñada, así que el estilo y color utilizados están a juego con la decoración de esa sala.
Como es habitual elegí la madera para este proyecto pero la combiné con elementos de manualidades y alguna cosa más. Partimos de un tablero de pino de 60x200cm de leroy merlín que nos cortaron en el mismo centro de bricolaje.
Podeis ver el despiece del tablero aquí »
Hacemos unos agujeros guía con una broca fina para madera y unimos las tablas con tirafondos siguiendo el esquema que previamente había diseñado. Para la trasera usamos unos trozos de un tablero laminado de 1cm de grosor que ya teníamos.
Para simular el fregadero de nuestra cocinita compramos un cuenco de acero de unos 20cm de diámetro. Tal y como haríamos con una cocina real marcamos el contorno de nuestro cuenco con un lápiz y realizamos dentro una circunferencia algo menor que será nuestra guía de corte.
Con el taladro con una broca de madera de 10mm perforamos la madera para poder introducir la hoja de nuestra sierra de calar y realizar el hueco donde descansará nuestro “fregadero”.
De la misma forma abriremos una ventana en el tablero que hará de puerta del horno el cual uniremos con unas pequeñas bisagras y un cierre de imán.
Para realizar el cajón unimos 3 listones haciendo una “u” y le clavamos un chapón para el fondo. Unimos el frente con tirafondos, previamente hemos avellanado los agujeros guía para poder esconder las cabezas más tarde con masilla. Añadimos unas tiras de madera al mueble que se usarán como guía para que el cajón se deslice por ellas.
La placa de vitrocerámica se ha hecho con unas planchas de gomaeva. Hemos recortado círculos de color gris y los hemos pegado sobre un rectángulo negro con cola de carpintero. Con unos trocitos naranjas hicimos los botones.
Con nuestra estructura ya montada lijamos suavemente y procedemos a pintar de blanco. Una capa de imprimación y un par de manos de esmalte acrílico satinado.
Con una lámina de acetato creamos el cristal de la puerta del horno, con más gomaeva negra y gris la enmarcamos. Los mandos del electrodoméstico son tapones de garrafa de agua revestidos con más foamy, les hemos pegado un taco de madera dentro y se han atornillado a la puerta desde atrás.
Cortamos tiras de gomaeva verde y hacemos rectángulos, estas piezas las pegamos en la parte superior simulando un salpicadero de azulejos.
Ahora para hacer un atrezzo convincente buscamos por internet imágenes del diseño de cajas y envases de comida, y los imprimimos con nuestra impresora. Cortamos trozos de poliespan (corcho blanco) de un tamaño apropiado y los forramos con cartulina blanca pegándola con cola de carpintero. Cuando estén secos pegamos los diseños impresos a los frentes y laterales, y ya están listas nuestros productos alimenticios. La lata de tomate es una pequeña lata de aceitunas que también revestimos de papel . Este envase es de los que tienen la tapa abrefácil como de fibra así que los bordes no cortan, son redondeados y se puede manipular sin peligro.
La repisa es una balda para marcos de fotos de ikea que teníamos por casa y no se usaba. Y el grifo una pieza de madera cortada con esa forma y pintado de negro.
Para completar la ilusión de nuestra cocinita, imprimí una imagen de un pollo asado dentro de un horno. La pegamos en un trozo de chapón y lo colocamos por detrás de la puerta.
Compramos una batería de cocina de juguete, un juego de espátulas y cucharones y una sartén. Colocamos unas alcayatas para colgar estos utensilios de la falsa pared y pusimos un cesto de plástico bajo el fregadero.
No es una monada? Si de pequeña hubiera tenido una así habría sido la envidia del barrio…
¡UPSSS! Mamá olvidé decirte que siguieras leyendo, espero que al menos hayas disfrutado de las fotos…
Puede que mi sobrino no se convierta en un gran chef, pero puedo aseguraros que ahora mismo disfruta horas jugando con su cocinita. Y lo mejor de todo es que no queda nada mal en el salón de mi cuñada!!
¿Alguna vez habéis pensado cómo integrar los juguetes de vuestros hijos a la decoración?