Se ha puesto de moda pintar antiguas o viejas lámparas de techo. Se pueden ver en tropecientas páginas y blogs de manualidades y bricolaje, como pintar una lámpara. Pero lo que vais a ver aquí es otra cosa. No es solo pintar una lámpara, es darle vida y personalidad propia. Es otra de las obras de arte de mi esposa, la jefa del departamento de investigación y desarrollo de nuestra casa.
Seguramente os sonara la lámpara. Si no habéis tenido una como esta (no digo esta) la tenía algún amigo o familiar (insisto, no era esta). El proceso ha sido un poco largo, pero ha merecido la pena. Intentare dejarlo lo más claro posible, y junto a las fotos, seréis capaces de hacer lo mismo en cualquier lámpara que tengáis aparcada, sin saber muy bien, qué hacer con ella.
Lo primero ha sido someterla a una limpieza en profundidad. Los años de abandono han creado una patina que es necesario eliminar. Todo lo que quede sobre la lámpara, puede provocar que la pintura no agarre bien.
También aprovechamos a verificar los componente estropeados, rotos o sueltos. En nuestro caso hay que sustituir los casquillos, ya que la mayoría de ellos están quemados. También hay que roscar alguna de las uniones, que están sueltas.
Después de seco, limpio y comprobado el mecanismo, pasamos a la pintura. Y para empezar a pintar, primero se enmascaran las zonas que queremos proteger, como la "gotita" de mármol que hay en tronco de la lámpara.
Después del enmascaramiento, viene el pintamiento.
Como no somos muy de modas, no hemos usado pintura a la tiza. Somos más de acrílica, color beige en este caso. Se le da la cantidad de manos que sean necesarias, en nuestro caso tres, quedando toda la lámpara bien cubierta.
Y hasta aquí el proceso habitual de cualquier trabajo de pintado de lámpara. Si, ya sé que se le puede hacer un efecto desgaste para que parezca usada. Pero es que usada ya era, y para hacer algo original, que hace todo el mundo, pues no te pones a trabajar. Si hay que hacer algo original, lo hacemos original. Y a regañadientes, la jefa empezó a envejecer la lámpara.
Y aquí empieza el proceso de envejecimiento. Se usa para esto betún de Judea. Se ha aplicado con pincel, y posteriormente, para retirar el exceso, se le vuelve a pasar el pincel, pero empapado en disolvente.
En el momento de dar el betún, se retira el exceso de betún en un trapo, para que no quede muy obscuro. Pero es interesante que se introduzca bien en los recovecos de los dibujos de la lámpara.
Lo que se intenta imitar es la acumulación de polvo que se crea naturalmente en esos rincones, con el paso del tiempo.
Cuando se acumula mucha cantidad donde no nos interesa, se empapa el pincel en disolvente, y se va retirando el exceso.
También se puede usar esta técnica para crear patrones o vetas en la superficie. Se puede apreciar un sutil patrón radial, que rompe la monotonía de la superficie (que profundo...)
En los brazos es donde mejor se aprecia el efecto de envejecimiento que realiza el betún. Cualquier mueble o elemento antiguo, por el paso del tiempo, tiende a acumular restos de polvo o grasa o cera en los agujeros o rincones del elemento en cuestión. Al limpiar la superficie se va a arrastrar más restos hacia los agujeros, y si además enceramos o pulimos o usamos limpiadores varios, ese depósito se hará más consistente, y será más evidente. Ese es el efecto que recrea el betún de Judea.
La roseta superior y el lagrimón de mármol encintado. El nivel de envejecimiento es a gusto del consumidor. En nuestro caso hemos envejecido a conciencia, nada sutil. Y creo que el efecto ha sido muy positivo.
Como está quedando un poco largo, el final, los cambios de casquillos y las pantallas los veremos la próxima semana. Por cierto, entre que se seca una cosa, y se le da la enésima mano, mi mujer se fijo en el bote del lavavajillas, y le pareció que estaba un poco soso. Así que agarra unos botes de pintauñas y le da un cambio de look al dispensador. Como en el súper, 2x1.
Y esto es todo por hoy. La próxima semana veremos el remate de la lámpara, espero que os este gustando tanto como a mí. Hasta otra.