Como se puede apreciar, el casquillo plástico esta casi derretido. Esto es lo que ocurre cuando ponemos una lámpara de 60W en un casquillo de 40W. Normalmente se indica en la lámpara o en los casquillos la potencia máxima que soporta el casquillo. Pero tenemos la costumbre de no hacerle caso a la etiqueta, o comprar lo primero que se parece a lo que tenemos. Aquí vemos el resultado.
Para comprobar el cableado solo necesitaremos un tester, de los más normalitos. La forma de comprobarlo es poner el tester en modo continuidad o resistencia. Tenemos que comprobar que haya continuidad entre un cable de los de la entrada, y otro en el casquillo. Pero que no haya entre el mismo de la entrada y el otro del casquillo.
El tester que he utilizado es de los más baratos, analógico (con aguja). Para medir continuidad no necesitamos más. Si ponemos las puntas de prueba en los dos cables de la entrada, y vemos que la aguja se mueve, eso quiere decir que hay algún cortocircuito en el cableado. En algún punto los dos cables están conectados. Habría que comprobar cable a cable cual es el defectuoso y sustituirlo.
Comprobado que todo funciona bien, le ponemos las pantallas y disfrutamos del trabajo. En nuestro caso hemos puesto pantallas que se sujetan directamente sobre la bombilla. Para evitar roces en la base de la lámpara durante este proceso, he colocado la lámpara sobre un rollo de precinto (dos núcleos de rollo en realidad).
Puesta y encendida. Se me olvidaba comentar que es muy importante que os fijéis bien en el casquillo, en el momento de la compra. Los más habituales hasta hace poco eran los que se desmontaban mediante rosca. Pero ahora también hay que usan un sistema de clic plástico. Si no veis claro como se desmonta, comentarlo con el vendedor, y así no tendréis sorpresas cuando abráis la bolsa del casquillo.
El efecto de envejecido se ve acentuado con la luz encendida. En la foto se aprecia un efecto oxido que anteriormente no se apreciaba. También se podría haber desgastado con lana de acero, quitando la capa de pintura. Asomaría el dorado metálico de la lámpara original. Dependiendo del color elegido para la pintura, puede dar una buena combinación.
Aquí se puede apreciar el sistema de sujeción de la pantalla sobre la bombilla. Es un sistema cómodo, que evita la colocación de más elementos en la lámpara para la sujeción de la pantalla. Unos alambres sujetos a la estructura de la pantalla, abrazan la bombilla, manteniéndose de esta manera sobre ella.
Y esto es todo por hoy. Espero que os haya gustado, y animaros a emprender un proyecto similar, porque el resultado merece la pena. Recordar que siempre se puede volver a pintar encima o retirar la pintura si no os gusta cómo va quedando. Experimentar es algo que casi siempre sale bien, y se aprende mucho.
Hasta otra.