Si, si habéis leído bien, un tornillo, pero de los grandes, de los de las vías de tren.
Paseando este verano por el pueblo hicimos ruta cerca de las vías del tren y por allí estaba el tornillito, solitario en mitad de las piedras y como no había cargado ya bastantes piedras, palitos, florcitas, moras y almendras también lo metí en la bolsa!
Al llegar a casa un limpieza con agua y un cepillito fino para quitarle la tierra, una limpieza con ácido cítrico, un poquito de cera para metales y listo!
¡Como nuevo!
Ahora me queda buscarle un buen sitio para que descanse.
¿Sois como yo que cuando salís de paseo a la montaña (o donde sea), volvéis a casa con una bolsa llena de piedras, piñas, y un laaaaargo etc? ¿Alguna vez encontrasteis algo interesante durante vuestras excursiones?
*Irene*