En primer lugar, lo más básico es contar con una pistola de riego en nuestra manguera, ya que esta nos ayudará a regular la cantidad de agua empleada y, de esta forma, nos permitirá realizar un uso más eficiente de la misma. Así, hoy en día podemos encontrar pistolas adaptadas a sistema de riego de macetas y pequeñas superficies, al de zonas de césped, a la limpieza, pistolas regulables, con control de flujo y caudal y con diferentes funciones (chorro directo, pulverizador...).

Por su parte, en los tipos de sistemas de riego también estan las mangueras de riego por exudación que, aunque son un poco más caras, son mucho más eficientes y ecológicas. Se trata de una madera compuesta de un material poroso, que realiza el riego por capilaridad en función de las necesidades del tipo de suelo y de la planta. Este tipo de sistemas se pueden enterrar, facilitando que el agua llegue directamente a las raíces. Además, tienen la gran ventaja de que no provocan charcos de agua en la superficie a regar.
Por otro lado, aunque a la hora de regar pequeñas macetas la regadera sigue siendo el sistema más empleado, hay otras alternativas mucho más eficientes como, por ejemplo, las macetas de autorriego o las hidrojardineras. Están compuestas de un depósito de agua y un sistema de autorriego, que incluye unas mechas que se comunican con las raíces de las plantas y con el exterior, para determinar la cantidad de agua que necesitan en cada momento, y ganando así en términos de eficiencia y consumo.
Sin embargo, también existe la posibilidad de regar planta por planta de forma individual y automática gracias a un sistema de bajo consumo, el riego por goteo. Este se basa en instalar goteros en cada elemento a regar, existiendo modelos de lo más eficientes como los de botón o los autocompensados. ¿Y cómo podemos instalar este sistema en nuestro jardín? Para ello necesitaremos: un programador, una manguera o tubo de distribución y los goteros.
De este modo, lo primero que deberemos hacer es unir el programador al grifo que nos va a suministrar el agua empleada. Después, tendremos que calcular la cantidad de tubo que necesitamos para cubrir toda la superficie que queremos regar, teniendo en cuenta que necesitaremos tubos o mangueras más finas para acceder a los diferentes puntos de riego. De este modo, una vez instalado el programador, uniremos uno de los extremos del tubo de distribución al mismo, incorporando, además, un reductor de presión.
A continuación, llevaremos la manguera de distribución a lo largo de nuestro jardín, y tendremos que ir realizando pequeñas incisiones en la misma, en las zonas donde tendremos que instalar, con ayuda de conectores, los microtubos que conducirán el agua a las diferentes zonas, jardineras, macetas, etc. y en los cuales irán instalados los goteros, ya sea al final, en medio... La cantidad de tubos pequeños que vayáis a instalar dependerá de la distribución de vuestro jardín, el número de macetas... Además, también hay empalmes que os van a permitir utilizar un mismo tubo para diferentes macetas.
Por su parte, cuando hablamos de grandes zonas ajardinadas, los sistemas más empleados son el riego por aspersión, que imita el efecto de la lluvia, y el riego por dispersión, que se trata de una versión más reducida que la anterior, ideal para jardines medianos.
Por último, también podemos hacer uso de sistemas más complejos como, por ejemplo, el riego por goteo subterráneo, que permite aplicar agua a los cultivos o jardines de forma directa y localizada. Además, tiene el factor de la estética a su favor, ya que no hay elementos a la vista por lo que, además, también resulta más segura y es más fácil de mantener. Por último, entre las últimas innovaciones de este sector se encuentran los sistemas automáticos solares de riego, que funcionan con energía solar.
Recuerda que aquí podrás encontrar más consejos para un hogar saludable...