Este cabecero de estilo clásico se hace en menos que canta un gallo y los materiales son muy económicos. No necesitas saber tapizar, ni coser, ni tener grandes habilidades para el bricolaje y su acabado te sorprenderá.
Para realizarlo vas a necesitar:
Un tablero de MDF (tablero de partículas) del tamaño apropiado a tu cama. Yo utilicé uno de 14ocm x 120cm. También podrías usar uno de madera, o incluso de aglomerado (aunque éste necesitará un poco más de trabajo puesto que tendrías que cantear los bordes).
Unas molduras de madera de al menos 5 cm de ancho.
Un bloque de lija de grano medio.
Adhesivo de montaje o cola de carpintero.
Pintura plástica.
Una caja de ingletes
Un serrucho.
Una brocha y un rodillo de gomaespuma pequeño.
Nuestro tablero mide 140 cm así que para obtener la pieza superior marcaremos en la moldura de madera con un lápiz a 2 cm y a 140 cm siempre en la parte de arriba. La pondremos en una caja de ingletes y con el serrucho procedemos a cortar con el angulo hacia adentro de la caja (lado izquierdo) por la primera marca que está a los 2 cm (al dejar un poco de margen es más fácil realizar el corte). Luego movemos el listón hasta la marca de 140 cm, y cortamos con el angulo hacia adentro por la derecha y conseguimos una pieza como esta.
Podríamos empezar por las piezas laterales, pero a mi me gusta empezar por la más larga, si hubiera algún error al cortar podría reutilizarla para un lateral.
Ahora necesitamos cortar 2 piezas más con la altura del tablero, en mi caso 120 cm.Si la moldura es de 3 metros de largo os saldrán la parte de arriba y un lateral.
Partimos de la misma pieza, así que tendremos en cuenta el último corte realizado y marcaremos a 1cm y a 120 cm. pondremos la moldura con el dibujo mirando hacia el mismo lugar que la primera vez, para que luego encajen bien, y cortaremos hacia dentro por el lado izquierdo de nuestra ingletadora. Haremos lo mismo con la 2 pieza, pero esta vez cortaremos por el lado derecho.
Lijamos suavemente todos los cortes de nuestras molduras y las pegamos con el adhesivo de montaje o cola en nuestro tablero a ras de los bordes dejando secar la pieza el tiempo necesario, tiempo que podéis dedicar a buscar más ideas en nuestro blog y tomaros un café.
Para terminar vamos a pintarlo con pintura plástica, sí, sí, la misma pintura que hemos utilizado en las paredes de la habitación. Si es lavable su mantenimiento será aún más sencillo, si no lo fuera podrías añadir una capa de barniz para proteger el acabado de manchas o roces. Daremos al menos 3 capas finas de pintura, usamos para ello un rodillo de gomaespuma para la zona lisa, y una brocha para la parte de las molduras, dejando secar bien entre ellas al menos media hora (aunque depende un poco de la humedad y el calor que haga) y lijaremos suavemente entre mano y mano. Hemos usado esta pintura porque así abaratamos los costes, pero podrías usar un esmalte acrílico, una chalk paint o cualquier otro tipo que tengas en casa, a ser posible satinada o mate, la pintura brillante a mi parecer no queda nada bién.
Yo quería un estilo más bien clásico y por ello dibujé unas franjas anchas de un color un poco más claro, que conseguí añadiendo blanco al color original. Tú puedes pintarlo como te apetezca y adaptarlo a la decoración de tu habitación. Si lo pintas en blanco y lo decapas quedará ideal en un dormitorio de estilo romántico por ejemplo.
Para colgarlo podéis poner unas hembrillas (cáncamos cerrados) en la trasera del cabecero y unas alcayatas en la pared.
Ahora la pared está protegida de los habituales roces, nuestro cabecero encaja perfectamente en la decoración de esta habitación que ha ganado en personalidad y elegancia.
Si no tienes un cabecero, no tienes excusa, ya ves que hasta un niño podría hacer éste, así que anímate y ponte manos a la obra!!
¿Has construido alguna vez un cabecero para tu cama? Anímate a contarnos cómo lo has hecho.