Estos elementos, imprescindibles para dotar de luz a nuestro hogar, están realizados en varios materiales. Algunos de los más comunes son el metal, el plástico o la porcelana. Los casquillos de metal, los más habituales en las viviendas, suelen llevar en su composición alguna pieza de porcelana, un material muy resistente que, también se utiliza para hacer casquillos completos, pero que los hace ser muy pesados.
Por último, indicar que los de plástico son muy fáciles de montar y tienen un peso sustancialmente menor que la porcelana, pero se estropean a menudo. También encontraremos casquillos que combinan ambos materiales.
Al adquirir este producto nos daremos cuenta de que existen casquillos que incorporan un interruptor, ya sea de cadena o de llave, especialmente indicado para las lámparas. Suelen ser más grandes que los casquillos simples, pero el modo de montaje sigue los mismos pasos.
Montaje paso a paso
Para esta explicación hemos tomado un casquillo realizado en porcelana y metal debido a que son los más frecuentes. El primer paso es retirar la pieza de porcelana que localizaremos enroscada a un extremo. Acto seguido, desenrosca la pieza central y al final desarma lo que resta del casquillo.Con las diferentes piezas del casquillo encima de la mesa, podremos observar cada una de ellas: el anillo aislante o arandela de porcelana, la pieza de metal que lleva por dentro una parte metálica y otra realizada en porcelana. Nos percataremos de que esta parte porcelánica incluye unos tornillos laterales o de conexión que son los que conectarán los hilos, y además, tres más pequeños que serán los encargados de sujetar las piezas que llevan la corriente a la bombilla. Por último, veremos una tapa abierta por la que se introducen los cables.
Tendremos que pelar los cables unos 2 cm. Después, hay que enrollar y retorcer los hilos de cable; así evitaremos que alguno quede suelto y se produzca un accidente. Luego, hay que fijar estos hilos enrollados a los tornillos de conexión a través de la tapa abierta. El cable pelado no debe sobresalir nunca. Podría representar un peligro al entrar en contacto con el metal.
Una vez conectados los cables, no queda más que montar el casquillo. Uniremos la tapa a la pieza en la que están los conductores para después enroscarla a la parte central y, por último, enroscaremos la arandela de porcelana que retiramos al principio.