Partiendo de esa base, es importante mencionar que el aislamiento acústico se puede mejorar atendiendo a diferentes puntos de la vivienda: ventanas, tejados, fachadas, elementos estructurales... Sin embargo, hoy nos vamos a centrar en las medidas destinadas a tres aspectos clave: las paredes, los suelos y los techos.
Aislamiento del suelo. La mejor alternativa para las viviendas es la instalación de suelo flotante, que reducen el ruido de las pisadas, del movimiento de muebles... lo que implicaría que, por un lado, no molestamos a los vecinos que están justo debajo de nosotros y, por otro, tampoco recibiremos ruido de los de arriba. Así, este tipo de suelos están compuestos de una doble capa, en medio de la cuál o bien se coloca un material aislante, o bien se deja una cámara de aire, para amortiguar el ruido.
Aislamiento de paredes. Tenemos dos alternativas:
1 Doble pared: Se instala una capa de pared de algún material ligero sobre la pared real, colocando un material aislante en medio.
2 Doble hoja cerámica: Se trata de construir dos paredes de ladrillos, e intercalar un material aislante. El acabado se hace con mortero o yeso.
Aislamiento de techos y forjados:
- Por un lado, podemos instalar un falso techo, que amortigüe los ruidos de los vecinos que hay sobre nosotros. Encima de este falso techo se ponen varias capas aislantes. Eso sí, se puede colar algo de ruido por los huevos de las lámparas.
- En cuanto al forjado, es decir, la separación estructural que hay entre los diferentes pisos de un edificio, se puede plantear la instalación de un bajo forjado con paneles aislantes.
Aquí podéis encontrar más consejos sobre el aislamiento...