1. Ahorran espacio. Este tipo de apertura no invade espacio cuando están abiertas, por lo que podremos movernos sin problemas y poner cualquier objeto o mueble delante de la ventana, ya que no nos impedirá su manejo ni tendremos que retirarlo.
2. Son más seguras. Al no abrir hacia dentro, no hay riego de golpes con el pico, tan peligrosos, sobre todo, para los niños.
3. Proporcionan mejores vistas. Las ventanas correderas evitan los perfiles que tienen las carpinterías abatibles y tienen mayor porcentaje de vidrio.
Sin embargo, este tipo de ventanas también tienen algunos inconvenientes. ¿Cuáles?
1. La apertura es menor, ya que solo se puede abrir la mitad de la ventana.
2. Son menos eficientes. Las juntas de las correderas son de cepillo, por lo que no pueden ser completamente herméticas.
3. Proporcionan un menor aislamiento acústico. Por la misma razón que en el punto anterior, la entrada de ruidos con este tipo de ventanas es mayor.
4. La limpieza es mucho más difícil, ya que tenemos menos libertad de movimientos.
Sabiendo ya las ventajas e inconvenientes que ofrece una ventana corredera, ¿en qué tenemos que fijarnos para elegir un modelo que sea saludable?
- En primer lugar, debemos fijarnos en la transmitancia térmica U, que nos refleja la cantidad de calor que pasa a través de la ventana. Así, cuanto más baja sea, será mucho mejor. Lo óptimo es que ronde un valor de 1,8 m²K.
- Por otro lado, la hermeticidad. Aunque siempre va a ser más hermética una abatible, existen modelos que ofrecen una buena estanqueidad. Así, lo ideal es buscar una de clase 3.
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