La grifería electrónica es actualmente muy popular. Este tipo de grifos detectan la presencia de las manos bajo el caño y, de manera automática, deja correr el chorro de agua lo que nos asegura que el grifo permanece cerrado siempre que no lo necesitemos, suponiendo un gran ahorro de agua. En un primer momento, estos grifos fueron diseñados para su uso en baños muy utilizados, como puedan ser los de los hoteles e incluso las cafeterías. Sin embargo, estos grifos tienen una gran versatilidad y pueden ser utilizados en cualquier lugar e incluso en cualquier utilitario de la casa, podemos usarlo para el bidé el lavabo e incluso la ducha.
Ya hemos hablado de la gran ventaja de conseguir que el grifo permanezca cerrado siempre que no lo utilicemos, pero no es la única que posee. Además, nos permite ahorrar porque cuentan con una válvula termostática que permite escoger la temperatura a la que queremos que salga el agua, por lo que no tenemos que derrochar agua hasta que logremos la temperatura deseada (como ocurre con la mayoría de grifos).
Pero, ¿son todo ventajas? Pues no, los grifos electrónicos, como todo, tienen también algunos inconvenientes. En primer lugar, el precio. El coste medio de un grifo electrónico se sitúa entre los 200 y los 400 euros, algo elevado para ser un grifo, en el fondo. Por otro lado, la mayoría de este tipo de grifos funcionan a través de una batería y cuando esta se agota el agua deja de caer, por lo que necesitamos tener siempre un repuesto para no quedarnos sin agua en cualquier momento.
¿Qué opinas? ¿Apuestas por los grifos electrónicos?
Imagen: articles.latimes.com