Seguramente habrás oído muchas veces la recomendación de lijar la pintura, imprimación incluida
Pero, ¿lo has hecho alguna vez? Muchos bricolegas se imaginan el panorama de pintar, lijar, pintar nuevamente, volver a lijar la pintura, y descartan seguir el consejo. "Vaya lata, después de todo la madera ya está lisa, ¿para qué tanto engorro?"
Os propongo un sencillo ejercicio para quedar definitivamente prendado del método de lijar la pintura
Cogemos un simple tablero contrachapado, lo lijamos con grano número 220, y le damos una mano de imprimación adherente.
A la vez, cogemos un segundo trozo y lo pintamos directamente en el color que nos apetezca. Igual que en las recetas de cocina, lo dejamos aparte, y seguimos con el primer tablero.
Ya seca la imprimación que le dimos, lijamos toda la superficie pintada primero con grano 220, luego con número 400
Limpiamos bien sacudiendo con un trapo los restos de pintura lijada, y volvemos a pintar, ahora con el color definitivo: rojo, azul, verde, amarillo...
Una vez seco, repetimos el proceso de lijado, y damos una segunda mano.
Ahora, comparemos el tacto y la apariencia de los dos tableros, el que pintamos directamente y el que fuimos pintando y lijando sucesivamente.
¡La diferencia es tan grande, que ya nunca os parecerá un engorro! El tablero pintado lijando entre mano y mano, conforme a las recomendaciones del maestro Pinturas y demás expertos, habrá quedado liso, impecable, suave y agradable al tacto.
¿Te animas a hacer el ejercicio este fin de semana?