Hemos decidido modelar una figura propia del verano: un pez. Dada la ligereza del corcho blanco, podremos colgarlo en el porche, para que nade plácidamente por los aires. Otra idea es ‘liberarlo’ en la piscina, fondeado con un sedal y un plomo para dejarlo cerca de la superficie, como adorno simpático y diversión para los peques.
He aquí los utensilios que vamos a emplear en el modelado de la figura. Hicimos el bloque de corcho uniendo varios trozos de una plancha de 3 cm, del tipo que se utiliza como aislante en la construcción. Los fragmentos deben pegarse con un adhesivo apropiado, dado que el porexpán es muy vulnerable a los disolventes de los pegamentos habituales.
Siguiendo las recomendaciones del profesor de Navarro Lizandra en su libro Maquetas, modelos y moldes, daremos forma al volumen perfilándolo con cuchillas y lijas. Es una técnica propia de la escultura, llamada desbaste.
Antes de comenzar, tanteamos el efecto de las diferentes lijas sobre el material. Probamos primero un papel de grano 100, encontrando que resulta demasiado tosco: el abrasivo papel arranca las bolitas, y la superficie se disgrega en vez de pulirse.
El poliestireno extrusionado (que se fabrica en diversos colores) es de contextura más recia y soporta muy bien el roce de la lija. El expandido requiere mayor cuidado, así que probaremos con papeles de lija más finos.
Cogemos la lija del grano 400, y vemos que se produce el efecto contrario: resulta demasiado fina, el corcho se allana muy lentamente. Este papel es adecuado para pulimentar la figura al final, pero necesitamos algo más resolutivo en la fase inicial del trabajo.
De modo que optamos por un número intermedio, la lija del grano 220. ¡Perfecto! El corcho se modela a buen ritmo, con un acabado liso y sin desprendimiento de bolitas.
Vamos ahora con la prueba de los utensilios de corte. El poliestireno, sobre todo de la variedad que hemos escogido, porexpán, desafila rápidamente las cuchillas, aun las de mejor calidad. Por ello, dispondremos de repuestos suficientes para el cúter.
Igual que con el corcho extrusionado, observaremos que el movimiento de corte más efectivo es semejante al de cortar rebanadas de pan. La prueba en una esquina del bloque nos enseña rápidamente cómo avanzar dejando la superficie bien plana, sin 'soliviantar' a las inquietas bolitas, facilitando considerablemente el posterior lijado.
Dibujamos la silueta de nuestro pez en una de las caras, y comenzamos el desbaste con el cúter. Debemos convertir un prisma recto en un cuerpo hidrodinámico, y, recordando el consejo del escultor Luis Sancho, trabajamos poco a poco y sin perder la concentración.
El movimiento propio de cortar el pan nos da una idea: ¿y si probamos con un cuchillo de cocina? De esa forma tendremos una hoja mucho más larga que la del cúter, y trabajaremos con rapidez.
Escogemos un cuchillo de sierra, y en efecto los resultados son muy aceptables. Podemos atacar de una vez secciones grandes del bloque. A cambio, perdemos la limpieza de corte propia del cúter, quedando la superficie áspera. Sin embargo, en conjunto ahorraremos tiempo. La combinación de cuchillo, cúter y papel de lija se revela como un instrumental idóneo para el desbaste de corcho blanco.
Vamos trabajando con paulatino cuidado, procurando siempre no rebasar el contorno de la figura deseada. Hemos dado a nuestro pez una forma con movimiento, para que tenga más atractivo y verosimilitud.
El modelado en las tres dimensiones es una tarea dificultosa, que ofrece un reto muy estimulante. Nos ayudaremos volviendo a trazar la silueta con el rotulador, a medida que avanzamos, para no confundirnos.
Los estratos de adhesivo cumplen bien su función de mantener la unidad del bloque sin oponer al lijado más resistencia que el porexpán. En caso contrario, se formarían crestas indeseadas, alterando el perfil de la figura.
Y llegamos finalmente a la fase del lijado, tarea que efectuamos con los papeles de grano 220 y 400, probados al comienzo. Un escultor experimentado o un artesano fallero sin duda habrían seguido cortando, pero preferimos pecar por prudencia antes que mutilar la figura.
Hemos terminado el segundo capítulo en la fabricación de un pez de corcho blanco. Vemos que asoman algunas 'lengüetas' de adhesivo, debido a que aplicamos excesiva cantidad al montar el bloque. Tomamos nota del error, para evitarlo en próximos trabajos.
En la tercera parte, culminaremos la talla de la cabeza, daremos pasta selladora a la figura, la pintaremos, y añadiremos la cola y las aletas confeccionadas en tejido de nylon, el que se utiliza para fabricar cometas.