A priori, lo más obvio es darnos cuenta de cómo puede afectar el calor a nuestra salud. En las últimas semanas hemos sido muy conscientes de los riesgos de los golpes de calor, sobre todo en ancianos y niños, así como esa sensación continua de cansancio, unida a la imposibilidad de conciliar el sueño. Esto último nos puede llevar a un estado de flojera y apatía que repercuta en nuestro carácter y rendimiento. Beber abundante agua e instalar sistemas de refrigeración puede ayudarnos, pero si queremos atacar al problema de raíz, debemos centrarnos en el aislamiento.
Al igual que afecta a nuestra piel, la radiación solar puede ser nociva para nuestra vivienda, tanto en su interior, como en el exterior, y esta la percibe de tres maneras diferentes que os detallamos en la siguiente infografía:
Para que nos entendamos, la radiación llegará de estas tres maneras a nuestro hogar, haciendo que la zona exterior resulte la más afectada, al convertirse en la envolvente térmica. Es decir, la que recibe de manera prioritaria la incidencia de las altas temperaturas. Es por ello, que los materiales que forman las cubiertas, fachadas, ventanas y vidrieras serán los que puedan verse más afectados y en los que deberíamos poner mayor cuidado a la hora de decantarnos por unos u otros. No obstante, hay que señalar también que el calor se transmite por conducción desde la superficie opaca y, por tanto, también llegará al interior de nuestra casa.
¿Qué consecuencias reales podría tener esto en nuestra vivienda? ¿A qué peligros estamos expuestos?
Podemos dividir en 3 los puntos calientes, y nunca mejor dicho, a los que tendremos que estar más atentos si queremos evitar accidentes y mantener la seguridad en nuestro hogar:
- Productos inflamables: se trata de elementos con un alto poder explosivo, lo que los convierte en focos extremadamente peligrosos al exponerse a las altas temperaturas. Además, también debemos poner especial cuidado si poseemos solventes ligeros o gasolina, que poseen gases muy inflamables cuya evaporación resulta muy rápida ante el calor. A simple vista nos puede parecer que apenas contamos con este tipo de objetos, pero lo cierto es que son mucho más comunes de lo que piensas. Hablamos de diluyentes, insecticidas, productos de limpieza..., pero también de objetos de cuidado personal, como lacas, sprays, etc.
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- Sistema eléctrico: existe una gran probabilidad de que se produzca un cortocircuito, debido, principalmente, al aumento de la carga ante las excesivas temperaturas y al abuso de equipos eléctricos que trabajan al máximo durante las olas de calor. Este sería el caso de los aires acondicionados, frigoríficos y congeladores. No olvidemos que, por desgracia, este tipo de accidentes resultan ser los más comunes en el hogar y en numerosas ocasiones pueden terminar convirtiéndose en un incendio que dañe gravemente nuestras pertenencias.
- Paredes exteriores e interiores: por último, no debemos olvidar esta parte de la vivienda, que en las épocas de mayor calor tiende a contraerse, pudiendo ocasionar grietas, primordialmente en aquellas zonas más delicadas. Uno de los materiales que más sufre en los días de calor por este mismo motivo es la madera, por lo que hay que tener muy en cuenta estas superficies, tales como vigas, suelos, etc. Las primeras podrían agrietarse debido a una excesiva contracción, mientras que los segundos tienden a estropearse en las zonas de unión, pudiendo producirse levantamientos.
Esperamos que a partir de ahora estéis más concienciados sobre los riesgos de las altas temperaturas. No olvidéis que aquí podréis encontrar más información y consejos sobre la importancia del aislamiento en el hogar...