Las antiguas máquinas de coser, nacidas con la eclosión industrial del siglo XIX, son hoy preciados adornos que llenan de cálido atractivo cualquier rincón de la casa. Dada su robustez, tanto en la parte de la maquinaria como en el soporte, la restauración suele ser exitosa y lucida, aunque el modelo presente mucho abandono.
La forera Silve71 es una consumada especialista en la materia, y vamos a seguir detalladamente su trabajo con una máquina que le habían confiado. Su impecable trabajo nos interesa doblemente, porque el aspecto original de la pieza era bastante penoso. ¡Después de ver lo que ha conseguido nuestra amiga Silve71 no dejaremos de lado ninguna máquina de coser!
"Me han encomendado restaurar esta joyita de máquina de coser, a la pobre el tiempo y el abandono le han hecho estragos, como veis está cascadísima", comenzaba nuestra amiga Silve71. Lejos de desanimarse, abordó el rescate con gran ilusión.
"La cajita donde va asentada otro tanto de lo mismo, cuando quise pasarle un cepillo se me deshizo toda, tiene demasiados bichitos y es imposible restaurarla". Como vemos, la madera ha sido acribillada por la carcoma.
Nuestra amiga comenzó la restauración, limpiando la carcasa metálica del óxido y la suciedad acumulados durante años. "Y la máquina empieza a sacar sus brillos y a relucir como si reviviese de nuevo", explicaba Silve71 muy animosa.
Y entonces nuestra amiga hizo un fenomenal avance: "Descubrí esa maquinita llamada Dremel, es una maravilla para estas cosas. La tenía en la caja desde que me la regalaron y ahora por fin le cogí el gustillo pues hace un montón de funciones".
Con ayuda de la infatigable mini herramienta, la limpieza del metal fue como una seda.
Dado el irrecuperable estado del cajetín, Silve71 hizo uno nuevo. Antes de pintarlo le dio dos manos de imprimación, lijando entre ambas.
Seguidamente, es el turno para que la cabeza de la máquina reciba también su imprimación.
¡Esplendoroso final, después de pintarla con un esmalte especial para hierro! "Los dibujos están hechos a mano con un rotulador color oro para metales". Y, por si fuera poco, funciona correctamente.
Nuestra amiga, insatisfecha con los dibujos realizados a mano, pensaba que podía mejorarlos. ¡Y vaya si lo hizo! Para la siguiente restauración usó plantillas y pintura color oro viejo, después de lijar y bruñir a conciencia igual que en el trabajo anterior. ¡Triunfo completo, felicidades!