También en el bricolaje necesitamos aprender a nivelar para poder tener guías fiables por las mismas razones que en la edificación, ya sea para montar un ropero, instalar una encimera, o sencillamente colgar un cuadro. La plomada y el nivel son dos instrumentos absolutamente imprescindibles en el hogar, y el aficionado puntilloso, amante de los trabajos bien hechos, los utilizará constantemente.
El nivel de burbuja para Aprender a nivelar
Una cápsula transparente y hermética, rellena con un líquido de muy baja viscosidad, permite que una burbuja de aire inserta acuse las mínimas desviaciones de la horizontal. Este sencillo mecanismo proporciona una de las dos pautas esenciales en albañilería. La cápsula puede montarse en regletas de muy diversos tamaños, desde pocos centímetros hasta varios metros.El desplazamiento de la burbuja respecto al centro de la cápsula revela la inclinación del suelo, la mesa o el estante. Hoy día los niveles suelen llevar dos ampollas, para medir líneas horizontales y verticales. Cuando se requiere tomar niveles en superficies grandes, se utiliza un tubo transparente lleno de agua, abierto por los extremos: la altura del agua en ambos será idéntica.
Medición vertical: la plomada
Las plomadas que se utilizaban en la antigüedad son muy parecidas a las actuales. En esencia se trata de un objeto muy pesado, de plomo o de otro metal, con cuerpo cilíndrico rematado en un cono invertido. Lleva una cuerda ligera y flexible, que por el otro extremo acaba en un accesorio con el mismo diámetro de la plomada.Con toda su simplicidad, la plomada es un utensilio extremadamente certero. Hace falta cierta práctica para impedir las oscilaciones y obtener lectura en pocos segundos, pero cuando te acostumbres a manejarla será tu aliada inseparable. Además de las obras de albañilería, la plomada sirve en numerosas tareas, como verificar los huecos para un armario empotrado o ensamblar estanterías de metal.