La calidad de estas fotos no es demasiado buena, son las que ellos me enviaron al teléfono para que viera los muebles, pero quiero enseñároslas para que os podáis hacer una idea del antes y el después.
En un principio la idea fue llevarlos al pueblo, pero después lo pensé mejor, porque allí vamos poquitas veces al año y no los íbamos a aprovechar como quería. Un conjunto de madera de teka tan bonito como este es para lucirse y ser disfrutado como se merece, así que los llevamos a la casa de mis padres en Valdemorillo, destinados al porche delantero.
La verdad es que los muebles estaban en un estado excelente. Únicamente algún pequeño arañazo y uno de los sillones con la madera algo más reseca y con el color más desgastado; seguramente porque recibía mayor cantidad directa de sol que el otro.
En la siguiente imagen, la mesa durante el lijado. De todo el conjunto, ha sido el único elemento que he lijado con más intensidad, utilizando lijadora eléctrica. Para el resto, un lijado manual ha sido suficiente.
Una vez lijados y bien limpios los muebles, podemos empezar con el cambio de imagen. El producto elegido ha sido el Lasur. Se trata de un barniz que, además de proporcionar una duradera protección a la madera, le da un acabado totalmente natural. Es acrílico, fácil y cómodo de aplicar, de secado rápido y sin apenas olor.
Me tiene totalmente enamorada, para mí se acabó el barniz tradicional para este tipo de trabajos. Veréis cómo los muebles adquieren una nueva vida, y vuelven a lucir sanos, nutridos y como nuevos.
Antes de continuar, quiero deciros que este proyecto ha sido posible gracias al Grupo Pyma, que me ha asesorado y me ha proporcionado todo el material necesario. Por supuesto, quiero dar las gracias también a Pinturas Sanguino, una tienda en la que se puede adquirir absolutamente todo lo necesario para nuestros trabajos de pintura, con una profesionalidad y un trato inmejorables.
Aquí tenemos la mesa ya lijada, y algo muy importante: el suelo bien protegido. Este papel es Nerpel, una maravilla que gracias a su doble cinta autoadhesiva no se mueve en absoluto durante el trabajo. Además, tiene una enorme resistencia incluso al agua o a la pintura que se nos pudiera derramar: simplemente se recoge con una bayeta o con papel absorbente y permanece intacto.
Y ahora sí... manos a la obra!!!
Este es el aspecto de la mesa tras la primera mano:
Y este después de la segunda, ya terminada:
La espectacular diferencia entre los sillones, uno al natural y el otro ya terminado:
Es o no es increíble el cambio???
Otro momento del proceso:
Y... ahora sí, por fin quiero mostraros el conjunto terminado:
No quiero terminar este post sin enseñaros el antes y el después de un banco de madera y forja al que, ya que estaba lija y brocha en mano, he aprovechado para hacer también un buen lavado de cara.
Primero bien encintado para proteger el hierro. Como veis, la madera estaba muy deteriorada.
Ha quedado fantástico! Parecería nuevo si no fuera porque la forja ha ido adquiriendo distintas tonalidades con el paso de los años, pero esto desde luego no lo pienso tocar porque me encanta tal y como está. Creo que el tiempo no ha hecho sino favorecerla... al menos yo la veo preciosa.
Qué os parece el cambio?
He disfrutado muchísimo realizando este proyecto y estoy satisfecha del resultado. Espero que os guste tanto como a mí. Y, por supuesto, os invito a tod@s a que incluyáis el lasur entre vuestros productos favoritos.
Feliz semana para tod@s!