"este post participa en la #decopedia"
Norma básica y esencial para tunear tus propios objetos de decoración: no se tira nada. Esto supone varias ventajas, principalmente, que lo que hagamos nos sale más barato, pero tiene varios inconvenientes:
1. Tener tendencia a sufrir síndrome de Diógenes. Acumulamos y acumulamos una cantidad desproporcionada de cosas que seguro algún día nos serán útiles, junto a una cantidad mucho mayor de cosas que por desgracia (hay que reconocerlo) nunca usaremos.
2. Poner a prueba la paciencia de las personas con las que convivimos. Según lo puntillosos que sean puede ser un simple: "A ver cuándo recoges esto". O llegar a: "Me tienes hasta los coj... todo esta mie... siempre por medio".
Más allá de que en algún momento realmente sintamos que estamos un pelín enfermos y se nos ha ido de las manos o que suponga un cisma familiar, hay un montón de cosas que podemos reciclar para hacer nuestros propios objetos de decoración o para darle un aire nuevo a alguna habitación.
Y como es el primer post del blog, y en homenaje al Mago de Oz, vamos a buscar a Dorothy, al León y al Espantapájaros que tenemos en casa. Básicamente porque en cosas muy pequeñas o que pensamos que no valen para mucho podemos encontrar algo bonito.
Si nos fijamos un poco, hay tres cosas que seguro que almacenamos por cualquier rincón: tela, papel y madera. Nos vale todo: trozos que nos hayan sobrado cuando empapelamos una pared o retales sobrantes de unos cojines. Pero también nos pueden ser muy útiles las cajas de las pizzas, una bolsa de papel de algún regalo o los adornos de Navidad. Hay muchas cosas que pasan desapercibidas cada día y que si lo pensamos un poco pueden venirnos muy bien.
Hilos y telas
Junto con los zapatos de Dorothy, con ese rojo intenso, tal vez, lo más característico de ella sea ese vestido a cuadros azules y blancos. Si buscamos, es muy fácil que localicemos retales que nos han sobrado de algún proyecto anterior. Incluso, también tengamos hilos. En Navidad, encontré hilo blanco y rojo. Mucho de cada color. Y con todo decidí hacer mis adornos para el árbol.
Pero este tipo de adornos no son muy duraderos, así que pensé en reciclarlos. Metí las tijeras y me salieron un montón de trocitos.
Y juntando trocitos salen una especie de broches.
Papel y cartón (reciclando las cajas de las pizzas)
El León era el cobarde y buscaba la valentía. La buscaba fuera de él, pero sin darse cuenta la tenía en el interior. En el día a día, muchas veces nos movemos por inercia. Vamos dejando las cosas unas encima de otras sin pararnos mucho a pensar. A veces, sólo queremos quitarlas de en medio y luego ni nos acordamos de que estaban ahí. Antes de tirar todo a la basura podemos volver a mirarlas y tal vez nos sorprendan.
¿Quién no ha acumulado una montaña de cartón entre cajas de pizzas, zapatos, regalos de Navidad o el embalaje de los cartones de la leche?
Pues todo eso nos puede ser muy útil cuando queremos forrar de tela nuestros cajones, cajas o cualquier objeto. Podemos comprar cartón prensado para hacerlo, pero para qué vamos a gastar dinero cuando ya lo tenemos en casa.
Y tengo que reconocerlo. La caja para los pañales de Candela la he forrado con las cajas de pizza (que esteban muy buenas).
Y ¿qué hay más económico que reutilizar una bolsa de papel? Especialmente cuando tiene un diseño precioso y te la han regalado unas amigas.
Esto sí que es Custominazar una bandeja.
Madera (reciclando las cajas de vino)
Y el Espantapájaros lo que quería pedir al mago era un cerebro. A mí, seré muy simple, pero el Espantapájaros me recuerda a madera. Es bonita y versátil. Lo bueno que tiene es que te permite hacer de todo. Si no eres especialmente habilidoso, hay un montón de posibilidades para hacer cosas chulas sin mucho esfuerzo. Usar tintes al agua puede hacer que una simple caja de vino, recogida junto a un contenedor de basura, cambie por completo.
Hay tintes de todos los colores, pero mis favoritos son el verde y el color humo. Lo bueno del tinte es que se ven perfectamente los dibujos que tiene la madera y los realza. Todo muy barato y sencillo.
Además del tinte, se puede pintar. A mí las letras me quedan como churros. Pero estoy practicando...
A veces me asalta la sensación de que tengo un poco síndrome de Diógenes. Acumulando un montón de cosas por la casa. Pero lo más preocupante es cuando el resto de la familia empieza a hacer sus aportaciones y asumen con total normalidad que tú eres "la que recoge todo lo que pilla". Es como el primo o el hermano que se come siempre lo que les sobra a los niños. Si lo miramos por el lado bueno, a veces encuentran joyas como ésta: una caja preciosa.
Me falta el Hombre de Hojalata, pero eso será otro día.