Un día, saliendo del gimnasio me llevé una grata sorpresa. En la esquina alguien había abandonado una lámpara y una mesita. La verdad es que parecía una imagen típica de decoración, de no ser por el contenedor verde que las acompañaba. Sin dudarlo un momento me acerqué a la esquina a recogerlas, no sin esperar la reacción de mi padre al que tengo la casa llena de todo tipo de objetos que voy encontrando. Cogí la lámpara y abrí el maletero del coche, en ese momento salió el dueño que me miró con cara estupefacta pensando, seguro, para qué querría yo algo que él estaba tirando. Pregunté si era suya, afirmó y me la cedió encantado añadiendo que tenía más muebles que pensaba tirar, que más adelante podía darme alguna otra cosa. No tardé ni tres minutos en subir a mi coche los dos muebles y dirigirme a casa. La cara de estupefacción de mi madre al abrir la puerta no es para contarla…
He empezado por la lámpara porque mesitas ya había hecho un par. Como puede apreciarse, tenía una pintura dorada y la pantalla estaba en perfectas condiciones, algo sucia del uso de los años pero poco más. Al desarmarla se me cayó el casquillo y en una ferretería compré otro. Le retiré el cable que también estaba algo viejo y compré otro y un interruptor para que fuera más cómoda tenerla enchufada, pero no encendida.
Con un cuchillo, empecé a raspar toda la pintura del pie. No había caído en que tenía surcos y eso me entretuvo más tiempo. El resto de producto que no salía lo eliminé con decapante y lana metálica.
Pinté todo el pie con pintura a la tiza gris oscura. Es la primera vez que uso pintura a la tiza sobre metal y la verdad es que el resultado es muy bueno. No hace falta imprimación y es bastante cubriente.
A la pantalla no tenía muy claro qué hacerle. Mi amiga Mar me sugirió que le pusiera una tela de mapa pero no encontré nada parecido. Dudaba si ponerle papel, hacerle una estructura nueva… no tenía nada claro. Buscando en internet, encontré un video de cómo forrar pantallas de lámparas. Era bastante sencillo ya que sólo había que cortar tela de la medida de la pantalla, dejar varios centímetros de más para los bordes y listo. Hubiera sido genial pero es que esta lámpara es más estrecha de arriba que de abajo.
Sin mucho cálculo de medidas me fui a comprar la tela y encontré una que me encaprichó, florecillas y tonos grises como el pie, era perfecta pero sólo había un retal pequeño. La señora de la tienda, al ver que me emocionaba tanto la tela y me apenaba que no hubiera suficiente, me dió un trozo que ella tenía guardado para sus manualidades. Se lo agradecí y mucho, hasta que me dijo el precio. Es la tela más bonita que he comprado en mi vida y con diferencia la más cara pero ha merecido mucho la pena.
Para forrar una pantalla que no mide lo mismo por la parte alta que por la baja, lo que necesitamos es una tela en forma de U. No es una U muy exagerada pero hace ese dibujo. Quitar el borde que tenía pegado fue sencillo y el resto: cola con un poquito de agua, pincel y a pegar la tela a la pantalla.
Los bordes son algo más complejos. Debe tenerse cuidado con el doblez porque al encender la lámpara se aprecia si algún lado está más alto que el otro y no queda bonito.
Hice dos agujeros al pie de lámpara para ponerle el cable y el interruptor.
Tuve oportunidad de ver al ex-dueño hace unos días y enseñársela. Por la cara que puso, creo que se arrepintió de haberse desecho de ella.
No tiren muebles, dénmelos a mi por favor.
¡Hasta la próxima!