Un famoso carpintero anglosajón suele decir que nunca podremos tener demasiadas mordazas. Y realmente son los accesorios más abundantes en cualquier taller de profesionales o aficionados, dado que resultan imprescindibles en una fase capital de la construcción con madera: la unión de las tablas con el adhesivo específico, la cola de carpintero.
Este inmejorable adhesivo requiere que las piezas permanezcan firmemente unidas hasta el fraguado, que normalmente necesita varias horas. El mercado nos ofrece un inagotable surtido de modelos, con diferentes tamaños, materiales y procedimientos de ajuste, para que podamos aplicar la presión idónea en cualquier tipo de unión. Vamos a conocer los más habituales.
Las mordazas clásicas se fabrican con metal y madera en una amplia variedad de tamaños. Conviene que vayamos formando nuestra colección poco a poco, adoptando la sana costumbre de adquirir una mordaza o sargento cada vez que vayamos a la ferretería. Dado el peso que alcanza un equipo completo, debemos instalar un soporte resistente, y bien situado respecto a la zona de trabajo.
Debemos asimilar una regla sencilla: las mordazas trabajan en grupo. Su función es presionar toda la superficie de unión por igual, de modo que colocaremos sin timidez una densa ‘arboleda’ de mordazas, correctamente ajustadas, en vez de diseminar unas pocas excesivamente apretadas. Para evitar que los topes redondos de metal hagan marcas en los muebles, recurriremos a los mártires, es decir, trozos sobrantes de madera.
Una variedad muy práctica en trabajos menores es la pinza de resorte. Al igual que con las mordazas o sargentos de tornillo, conviene disponer de una surtida colección para realizar al momento cualquier trabajo. En este montaje observamos la manera de colocar cuatro mordazas de dos tamaños diferentes, de manera que el listón quede bien fijado a los dos paneles unidos en ángulo recto.
Las pinzas ejercen paulatinamente más presión conforme aumenta la abertura. Por ello, si la zona de unión es delgada, conviene engrosarla interponiendo unos tacos de madera, ganando así más fuerza en el ajuste.
En muchos trabajos pequeños, por ejemplo con maquetas, también se utiliza la cola de carpintero, así como otros adhesivos de acción lenta. Por ello, también necesitaremos aquí accesorios de sujeción para el encolado. Y, dada la escala de las piezas, en este campo se emplean casi exclusivamente las pinzas de resorte. Muchas tiendas ofrecen lotes de varias pinzas en miniatura, que cumplirán el necesario ajuste proporcionado a su talla.
Otro utensilio muy práctico es la mordaza progresiva. También se fabrica en diversos tamaños, y ofrece la ventaja óptima de que se puede colocar con una sola mano, al igual que las pinzas. Otra cualidad es que podemos percibir mejor la fuerza que ejerce sobre las piezas a unir, por lo que resulta especialmente idónea en trabajos delicados.
En determinados montajes, no podremos utilizar pinzas ni mordazas, y necesitaremos utensilios específicos. Un caso habitual son las patas de sillas y mesitas. Para afianzarlas mientras el adhesivo endurece, la mejor solución es un tensor elástico casero, de longitud variable, que se ajustará con un velcro.
El oficio de la construcción de guitarras está lleno de técnicas y procedimientos singulares, que en bastantes ocasiones son enseñanzas válidas para nuestros diseños. Observemos esta curiosa atadura: es el método clásico para encolar las cuatro delgadas piezas que componen la caja. Podemos aprovechar la idea en el montaje de cualquier armarito.
Algunos luthiers opinan que la cuerda puede dañar los cantos de las madera, y prefieren emplear bandas de goma elástica. Ellos mismos las preparan en el más puro estilo del bricolaje, a partir de neumáticos desechados que consiguen gratis en los talleres de coches.
Finalmente, otro servicial aliado en muchos trabajos menudos: la cinta americana. Varias bandas ejercen la presión necesaria para afirmar el tejado de esta casita en los listones interiores.
Para terminar, una prevención muy necesaria. Al presionar las maderas, la cola rezuma, como hemos podido observar en algunas de las fotos anteriores. Y esto puede ocasionar un percance muy desagradable si las piezas se pegan al banco de trabajo o cualquier mueble que haga de soporte. Lo evitaremos de una manera bien sencilla: colocando el plástico de cualquier bolsa, material inmune a la cola de carpintero.