Hace años, una casa con piscina era una distinción propia de multimillonarios. Hoy, las urbanizaciones permiten a muchas familias tener un jardín con espacio sobrado para instalar una piscina, y los incesantes avances constructivos han hecho el resto: la piscina particular se ha convertido en un placer casi al alcance de cualquiera.
El diseño debe estudiarse a fondo para que armonice con el resto del jardín. Hay muchos modelos que varían en tamaño, materiales, forma y profundidad, y nuestra piscina ideal será la que mejor se adapte al entorno. Además de ofrecernos relax y deporte, las piscinas también acrecientan el valor de la vivienda, por lo que suponen una inversión.
Primeros pasos de la obra
El tamaño de la piscina debe permitirnos espacio alrededor para caminar con desembarazo, y sin llegar a ocupar todo el suelo disponible. Básicamente el mercado pone a nuestro alcance tres tipos de construcciones: las prefabricadas, las de obra, y las de paneles metálicos. En cualquiera de los casos, todo comenzará por la excavación.
La excavación puede costar varios miles de euros, y es normalmente lo más engorroso de la obra. Antes de iniciar el movimiento de tierras tendremos ya decidido el tipo de piscina que se instalará, así como su disposición y su tamaño. La piscina estará a resguardo del viento y fuera de las áreas de sombra debidas a muros y árboles.
Los diferentes materiales
Las piscinas prefabricadas tienen sólida estructura, y resisten bien a los cambios bruscos de temperatura, así como a los agentes químicos y atmosféricos. Son la solución más barata, y disponemos de gran cantidad de modelos para seleccionar el más adecuado a nuestro terreno. El precio lógicamente varía según las dimensiones.
Las piscinas de obra han conocido un renovado impulso gracias al hormigón gunitado, que se proyecta a presión. Es una ejecución altamente eficaz porque evita las junturas, mejorando la estanqueidad del vaso, y además permite fácilmente trazados curvos. Son más caras, pero gozan de las preferencias de muchos propietarios.
Hay también una modalidad mixta, consistente en paneles alveolares ensamblados sobre el terreno, que se rellenan con hormigón y se recubren con un PVC flexible. Finalmente, las piscinas de acero están ganando rápidamente cuota de mercado por la gran rapidez de su montaje, y las ventajas de su casi nulo mantenimiento año tras año.
Los extras, mayor confort por bajo precio
Si queremos que nuestra piscina sea realmente única podemos añadir algunos extras a la construcción. La iluminación subacuática permite en este sentido realzar la piscina durante la noche y crear ambientes distintos combinando colores e intensidades. La fibra óptica se impone como el sistema más seguro y eficaz, además con un consumo muy bajo.
Si son los niños quienes más van a disfrutar del agua, también se puede optar por un tobogán o trampolín; el precio no resulta muy elevado en el conjunto de la obra, y son accesorios siempre muy regocijantes para los más pequeños de la casa. Los profesionales del sector recomiendan una piscina portátil para los primeros años.
Mantenimiento del agua
La limpieza del agua es fundamental para la salud, y además supone un valioso recurso ahorrativo: un correcto mantenimiento permitirá que el caudal inicial de agua dure muchos años. Lo más común es el uso de productos químicos que desinfectan y conservan el agua, aunque también podemos elegir otros métodos de purificación mediante iones de cobre y plata.
La tarea más cotidiana y sencilla es limpiar el filtro de la bomba. Una vez desenroscada la tapa, retiraremos la canastilla que recoge toda la suciedad del limpiafondos, y la enjuagaremos bien bajo el chorro de agua. Con unas sencillas pautas a lo largo del año, nuestra piscina será en las vacaciones el refugio ideal para toda la familia.