Su origen se remonta a los años 60, momento en que a un fabricante de tejidos se le ocurrió pegar una tela a un soporte de papel, creando de ese modo este elemento decorativo, que llena nuestras casas de colores, formas y texturas.
Está compuesto por un área decorativa y una base que actúa como fijador, para dar estabilidad a la tela y así podamos encolar a la pared sin ningún inconveniente. Los tejidos más habituales para este menester son los sintéticos, el lino y el algodón.
Tipos y variedades
Respecto a los revestimientos textiles para encolar, hay tres modelos que habitualmente se emplean:
* Hilo a hilo: se trata de un conjunto de hilos que están unidos verticalmente a una base de papel. El resultado final es diferente según el tipo de hilo empleado, que puede ser lana, seda, lino, etc.
* Telas tejidas de poca anchura: se contracolan sobre la base y suelen medir entre 70 y 140 cm. Presentan una amplia gama de opciones pensadas para satisfacer todos los gustos: lisas, de rayas, de colores... y los tejidos son frecuentemente una fusión de fibras naturales y sintéticas.
* Telas tejidas de gran anchura: para proceder a su instalación, tendremos que aplicar cola en la superficie de las paredes que queramos recubrir. En su parte posterior poseen una inducción, espuma o una capa repelente del polvo. Guardan bastantes similitudes con el grupo anterior.
Frente a otras clases de revestimientos, los textiles no se rigen por medidas estándar. De ancho suelen fluctuar entre 50 centímetros y un metro; las de gran anchura pueden, incluso, alcanzar los tres metros, y de largo los podemos encontrar por piezas de un metro o en rollos, que varían entre los 30 y los 50 metros.
Técnicas de mantenimiento
Es muy importante dedicarle a los revestimientos textiles ciertas atenciones ya que, aunque son muy duraderos y resistentes a factores como la luz, su perfecta conservación es muy delicada.
Por ello, ya vienen de fábrica con tratamientos antimanchas aplicados y otros, incluso, poseen sistemas que los convierten en hidrófugos, realizados con teflón.
Al tratarse de una tela, si se producen manchas, éstas deben eliminarse con la mayor rapidez posible, para que las fibras que componen el tejido no las absorban. La manera más fácil de limpiar los revestimientos es con una bayeta y, además, se quitará el polvo con la ayuda de un aspirador, tarea que realizaremos un par de veces al año.
La novedad en el sector
Hoy en día, los tradicionales revestimientos textiles se están modernizando, dando lugar a productos tan innovadores como el que, en forma de copos o polvos, al mezclarlos con agua o con cola, aplicamos sobre la pared.
Compuestos por minerales, seda, resinas secas, fibras vegetales y otras partículas minerales y ecológicas, podemos emplearlos en cualquier tipo de tabique, con la condición de que sea liso, estable y se encuentre limpio. El proceso se realizará con la ayuda de una pistola o con una espátula de plástico.
El resultado es excelente y, además, es transpirable, inodoro y antihongos.